Jorge Juan Pérez Gallego es el nuevo párroco de Carballiño, tras la renuncia de José Benito Sieiro. La Unidad de Atención Parroquial está integrada, además, por Francisco López Gómez y Emmanuel Cipriano Álvarez Lara.
¿Ya está ejerciendo de párroco?
No, oficialmente comenzaremos el domingo con una celebración de inicio de nuestro ministerio, a las siete de la tarde en la Veracruz.
¿Son momentos difíciles para hacerse cargo de una parroquia como Carballiño?
Hacerse cargo de una parroquia tan significativa nos hace temblar, pero venimos enviados por el Señor y confiamos en que nos va a ayudar. Las difíciles circunstancias históricas por causa de la pandemia van a condicionar nuestra labor pero intentaremos estar cerca de la gente, ya que nuestra cercanía y presencia es ahora más necesaria porque hay mucho miedo.
¿Qué sintió cuando recibió la noticia de su nuevo destino?
El obispo, con razón, me dijo que me sentara y me pidió que aceptara. Es un momento de sentimientos encontrados, que todavía estoy viviendo. Llevaba ocho años en las parroquias de Moreiras, Trelle y Xestosa, sintiendo el apoyo de la gente y eso me hacía feliz, por eso me ha costado dejarlo, pero también siento esa alegría de que el Señor confía en mi y te encarga una nueva misión. Es un desafío y requiere más humildad para acometer ese servicio.
¿Algún nuevo proyecto para esta parroquia?
Lo primero es conocer la vida de la comunidad y que ese conocimiento nos lleve a querernos. Ese es el gran proyecto, aprender a querernos y estar más cerca de los que sufren y como prioridad las familias y sus miembros más vulnerables. Queremos también trabajar con la juventud y ofrecerles un proyecto de vida.
¿Se implicará en la vida social y cultural?
No queremos ser curas de sacristía y altar, queremos salir a la calle, sentir el pálpito de nuestra gente, lo que les hace sufrir y animarse, y tratar de potenciar la cultura
