OURENSE NO TEMPO

Crónica negra: bandoleros

manuel_alvarez_romero_bandolero_ourensano_del_siglo_xix_result

Dos o tres asesinatos era lo mínimo con los que se enfrentaban al juez. 

A la gente de mi generación, hablarnos de forajidos y malhechores nos lleva rápidamente a pensar en el oeste americano. Tendrán la culpa aquellas tardes de sábado en que después de "Bonanza" o "El Virginiano", la sesión de tarde alternaba las películas de Tarzán con las de vaqueros. Lo que no nos paramos a pensar (al menos yo no lo hice), es que probablemente aquí en nuestra Galicia, y por qué no en Ourense, se produjeron hechos similares.

En un intento de recopilar historias de nuestros bandoleros locales, esto son ejemplos de lo que podréis encontrar. Me gustaría hablar de algún Robin Hood, pero según contaba la prensa de aquellos años, los nuestros no tenían demasiado respeto por la vida ajena, dos o tres asesinatos era lo mínimo con lo que se enfrentaban al juez cuando eran detenidos, y de manera llamativa, la gran mayoría contaba con la muerte de un párroco en su expediente.

El primero nos lleva al año 1828, en el que Lázaro Ribadulla, Felipe Rey “el Marcado” y Manuel Rodríguez “el Tendero”, eran condenados a muerte por asesinato y robo de varios ciudadanos, entre ellos los curas de Lampaza (Rairiz de Veiga) y el de Mariz (Chantada). Junto a ellos eran castigados todos los encubridores y colaboradores necesarios para sus fechorías. Sirve este caso para que conozcamos la dureza con que se comportaba la justicia ante estos delincuentes; y a pesar de ello…

Cito de forma literal un párrafo de la sentencia judicial dictada en el juzgado de “la Muy Noble y Leal Ciudad de Orense”:

“… han debido condenar y condenan a dichos…, … a la pena de muerte, siendo los dos primeros arrastrados al patíbulo y sus cadáveres hechos cuartos; colocándose la cabeza de Ribadulla en el sitio más público y cercano a la parroquia de Lampaza, en la jurisdicción… , … cuyo cura fue robado y muerto según su confesión; su brazo derecho en la Casa sola del monte del Couzo, Jurisdicción de Rocas en la citada provincia, adonde se intento el robo de caudales a la Real Hacienda, é hizo resistencia a la tropa… ; … el izquierdo en el parage mas público del pueblo de su oriundez Santa Eulalia de Arca, Jurisdicción de Arzua y Bendaña, el pie derecho en el lugar de Ermide, Parroquia de Siabal, Jurisdicción de Rocas en la provincia de Orense, donde vivió amancebado…, … El izquierdo en el camino más público e inmediato a la feria de Maceda…, … en cuyas cercanías cometió parte de sus atroces crímenes.”

Para los curiosos, comentar que el último ajusticiamiento a garrote en nuestra Auria se realizó el martes 2 de abril de 1889. Ese día ante más de 12.000 personas, según cuentan las crónicas, en el cadalso situado en el Polvorín recibió su castigo el reo Francisco Labrador Formoso, por el delito de incesto y asesinato

El segundo caso es del año 1850 y nos habla de Manuel Álvarez Romero, un delincuente de los que eran capaces de ganarse las simpatías de la gente llana, por dirigir siempre sus actos contra el poderoso, aunque probablemente estuviera inducido por la rentabilidad, y no por la solidaridad. Con fama de buen jinete y fantástico tirador, cuando le perseguían las fuerzas de orden su objetivo siempre eran los jefes de la unidad, con lo cual de cierta manera se granjeaba la simpatía incluso de miembros de la tropa. Sus andanzas le llevaron a viajar con frecuencia, y allí donde iba terminaba por ser perseguido. Es así como se le buscaba y se le juzgó en Valencia, por el asesinato del Sr. Herrerans y Ferrer; en Oporto, por el secuestro del Sr de La Bossueira. Ourense, A Coruña pero sobre todo la zona de Celanova fueron los escenarios donde desarrolló su actividad. Su destino final fue el garrote, siendo ajusticiado en la villa de Celanova el 13 de junio de 1850. Para su traslado desde A Coruña, donde se celebró el juicio, se dispuso de cerca de cien hombres, entre infantería y caballería. Y unas medidas de seguridad tales como traerle dentro de una jaula con grilletes en los pies, y cuerdas en las manos, aparte de unas cuerdas sujetas a la cabeza, que desde el exterior portaban dos infantes que caminaban al lado del carro. Tal era el miedo que tenían de fuga las autoridades.

“Xanote” fue otro conocido bandolero en la zona de Trives. “El Mellado” y Canuto Rodríguez eran habituales de los límites con la provincia de Lugo; Benito Vázquez “Alejandro”, en las cercanías de la ciudad; “el Voluntario”, Venancio “o d’as Pitas” y un largo listado, de quienes la tradición oral se ha encargado de magnificar sus delitos en unos casos, y de convertirlos casi en héroes en otros. El caso es que bandoleros siempre hubo y…

Otro día hablaré de los guerrilleros locales, quienes a pesar de que se les comparaba con los bandoleros, no tenían nada que ver en absoluto.

Te puede interesar