Ourense no tempo

Las desgracias de la Discoteca Cumial

cumial discoteca
photo_camera El incendio de la sala y los graves incidentes ocurridos minimizan el esplendor de las actuaciones que allí se celebraron. (Fotografía Pablo González Prieto.)
El aforo era de 7.500 personas, y personalmente pude comprobar que en ocasiones se cubrió

Me dejo el amigo Pablo González Prieto una buena colección de fotografías entre las que figuran varias del incendio que la discoteca Cumial sufrió en 1985; esa fue la antesala del punto final de una macrodiscoteca que había venido a revolucionar el mundo del ocio ourensano.

En nuestro Ourense hay temas en los que, por motivos desconocidos, siempre que destacamos lo hacemos en serio, y no hablo del gran éxito del señor Barreiros con sus vehículos, ni de Adolfo Domínguez con su arruga, ni siquiera del señor Franqueira con sus huevos y pollos. Es y fue el sector del ocio y la restauración uno de los que nos hicieron aparecer en más de una ocasión “en los papeles”. De La Bilbaína, y la sala Auria ya hemos hablado en incontables ocasiones y sin duda seguiré haciéndolo, lo mismo que algún día le tocará a la sala Long Play o Tamanaco, o… Hoy voy a recordar la que fue la discoteca más grande de Galicia, y según parece una de las cinco más grandes de España en su tiempo.

La zona del Cumial es un enclave privilegiado por muchas razones: su altura, buenas comunicaciones, la cercanía a la ciudad… Con esa idea y en previsión de que se iban a construir urbanizaciones de chalets, en los setenta comenzó a edificarse un centro escolar. La iniciativa fue de uno de los centros escolares ourensanos que pretendía trasladar sus instalaciones a una zona más espaciosa, pero diversas circunstancias aconsejaron descartar la idea.

Durante unos años, la estructura se mantuvo abandonada, y cuando a comienzos de los 80 se planteo la opción de convertirlo en una macrodiscoteca, varios empresarios (dos vigueses y un ourensano) consideraron que podría ser un buen negocio. La presencia en el proyecto de Alejandro F. Figueroa (propietario de la sala Nova Olimpia de Vigo), de contrastada experiencia, era garantía de éxito. Y la seriedad de sus socios le respaldaba.

Así fue como lo que estaba destinado a ser cancha deportiva de un colegio se convirtió en pista de baile para más de 2.000 personas. A su alrededor, y en cuatro alturas, iban a estar las aulas, pero finalmente se habilitaron zonas reservadas, pequeñas pistas de baile e incluso un restaurante en la cuarta planta, (ya se sabe: con las copas llega un momento que apetece meter algo al estomago… el restaurante después de los accidentes y debido al cierre de las dos plantas superiores, se convirtió en una cafetería y se traslado al sótano).

 Según me cuentan, el aforo permitido era de 7.500 personas, y personalmente pude comprobar que en ocasiones se cubrió. Los propietarios consiguieron traer a la sala artistas que ya no solo los ourensanos, sino los de provincias limítrofes ansiaban ver: Mecano, creo que fue el primero y allí estuve yo… a escasos metros de Ana Torroja y los hermanos Cano, con ojos como platos, creo recordar que estrenaba los 20... (¿finales del 82?)

La inauguración con Mecano no fue un espejismo. El proyecto iba en serio y se pretendía montar un circuito en Galicia que permitiera disfrutar de figuras de primer nivel sin que los costes fueran excesivos: Alaska, Bertín Osborne, Ole Ole con Vicky Larraz, Dyango, Camilo Sesto, Lolita, Tino Casal, Alberto Cortez, Bibí Ándersen… Algo sorprendente para una ciudad del tamaño de nuestra Auria.

Cuando no había actuación, eran los mejores DJ locales quienes se encargaban de animar la sala. Balado, ya consagrado en Vanessa, fue el encargado de los platos durante un tiempo; le sucedió Pepe “el Albañil”, que muchos recordáis de Lazaro's. 

Pero desafortunadamente, la parte artística parece que ha sido rápidamente olvidada; no así los tristes sucesos que ocurrieron en la sala. El domingo 27 de febrero del 83, una joven de 17 años, A.F.F., caía desde la 4ª planta del local a la pista, falleciendo en el acto, y una semana después, el 6 de marzo, un joven de 28 años, J.A.V., según cuentan los testigos intentaba explicar a sus amigos lo ocurrido la semana anterior y lo llevó al extremo de hacerlo totalmente real. A pesar de los comentarios que surgieron en la ciudad, por mis datos la sala quedo exculpada de toda responsabilidad por cumplir las normas exigidas en seguridad. 

De alguna manera, estos siniestros dejaron marca en la sala y, a pesar de que los artistas contratados seguían siendo de la elite nacional, lo habitual era únicamente llenar los días de actuación. Cambios de propiedad, reformas que conllevaron el cierre de dos plantas y reducción drástica del aforo, marcaron los años siguientes. La dirección intento captar más clientela de la zona rural, ampliando el recorrido de los autobuses que permitían acercarse al local sin uso de vehículos particulares, pero la afluencia iba a menos (quizás la apertura de nuevas salas en Allariz, La Manchica… también influyera en la reducción). El caso es que por causas desconocidas un tercer incidente ocurrió en la sala. Fue en la madrugada de 20 de abril del 85, cuando un terrible incendio casi la destruye. 

No fue ese el final, ya que los propietarios decidieron reparar los daños con el dinero que aportó el seguro, pero ya no fue lo mismo, todos los intentos fracasaron y no fue por falta de ganas. Si os vale como referencia, una de las últimas actuaciones en la sala fue un conjunto que puede que os suene: Nacha Pop, ¡casi nada!... Víctor Manuel, Los Limones, ¿recordáis los poderes de Sabrina Salerno? en Ourense los lució…

Este artículo no lo podría haber escrito sin la colaboración del amigo Guillermo Díez González, a quien le agradezco su generosidad dedicándome tiempo y regalándome sus recuerdos. También han colaborado Maricel Pi, Ángel Martínez Cid, Modesto Pascual. Gracias.

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