Ourense no tempo

Ourense no tempo | Marketing ourensano

Caricatura que muestra lo más granado de los locutores de aquella mítica Radio Orense. Arcas es el séptimo tocado con su “chapeau”, y aunque estaba un poco entrado en carnes, el caricaturista debió de cogerlo después de una boda. En esta caricatura llama la atención la falta del gran Montesinos, otro de los históricos.
photo_camera Caricatura que muestra lo más granado de los locutores de aquella mítica Radio Orense. Arcas es el séptimo tocado con su “chapeau”, y aunque estaba un poco entrado en carnes, el caricaturista debió de cogerlo después de una boda. En esta caricatura llama la atención la falta del gran Montesinos, otro de los históricos.

En mis lecturas de prensa antigua y otros escritos, me he ido encontrando con verdaderas joyas del márketing publicitario que serían la envidia en cuanto a imaginación de muchos profesionales de hoy en día. Y no hablo de publicistas profesionales, que los hemos tenido y muy buenos por cierto (Dorzán, Radar, etc.), hoy me refiero a esos personajes, la mayoría comerciantes o profesionales liberales, que tiraban de imaginación para mejorar sus ventas.

Si recordáis, hace unas semanas la anécdota que os conté protagonizada por autocares Mangana, que tiró un autocar por un barranco simulando un accidente, a fin de promocionar la rigidez y dureza de sus carrocerías, sin duda consiguió llamar la atención, ¿no? Eso se une a las técnicas conocidas de Luis Sanjurjo para fomentar el uso de máquinas fotográficas en base a su alquiler, o la idea de regalar pinturas a los niños cuando se hacían las fotografías de inicio de curso, las colas llegaban hasta la calle Reza.

Olegario, propietario de la tienda de moda Avance en Progreso, justo enfrente del Marcos Valcárcel, fue otro de los ideólogos adelantado a su tiempo. En el periodo de rebajas permitía el pago en especies (no sé hoy cómo podría ajustarse a los temas fiscales, pero estaría bien). El sistema era tan sencillo como vender una camisa a cambio de una gallina, o un abrigo por un jamón, pasando por unos calcetines por tres o cuatro huevos, o un jersey por un conejo. Para darle visibilidad al tema, su escaparate esos días estaba siempre poblado de conejos, gallinas y alguien -creo que exagerando- hasta dice recordar un pequeño gorrino. Tremendo problema el de la limpieza diaria y manutención de los “pagos”, pero supongo que le funcionaría porque yo recuerdo en varios años esa actividad.

La ultima historia de márketing ourensano me la comentó mi buen amigo Adolfo Rego (ese jovencito que en unos días cumplirá 100 años) en estos días. Él me recordó que en los años 50 el gran Pedro Arcas (entre otros programas se encargaba del inolvidable “Palestra, la revista radiofónica de los deportes” y “Ciento por uno”, en el que se recababa ayuda para los necesitados en la temporada navideña. Fue un personaje que merecería un recuerdo especial, así que habrá que dedicarle una entrada. ¿Sabéis que fue seminarista?) casi sale corrido a gorrazos del estadio del Couto, por haber hecho que todo el público se mantuviera en sus asientos en el descanso del partido sin acudir a tomar sus pinchos y cervezas en los bares del estadio y locales de alrededor como era costumbre. Los hechos ocurrieron así:

Termina la primera parte del encuentro del CD Orense y Arcas, en aquellos tiempos locutor de Radio Orense y “speaker” del estadio, comunica al público que está recibiendo la señal del Santiago Bernabéu en el que se celebraba un partido de rivalidad (o Barça o Atl. Madrid, cree recordar Adolfo) y que lo va a retransmitir por deferencia de uno de los patrocinadores. Era la primera vez, pero resultaba perfectamente creíble. En los altavoces del estadio empiezan a sonar aquellos nombres tan conocidos: Gento, Zárraga, Molowny y, cómo no, el gran Di Stéfano. De repente, Arcas sube el tono y “Gento recibe un balón en el medio campo, adentrándose velozmente hacia la portería rival, un quiebro y un pase, llegando la pelota a Di Stéfano; éste cómodamente empuja el balón al fondo de la red. Gol, gol, gooooool”.

Los ourensanos, en gran parte aficionados al Madrid, saltaron en sus asientos emocionados y, cuando se calman los ánimos, se escucha a Pedro Arcas decir: “Fue un gol perfecto y fácil, porque el portero no estaba; no, no estaba, en ese momento se había ido a Sastrería El Faro para tomar medidas de su nuevo traje... El Faro, donde se visten los elegantes”.

Todas las almohadillas del estadio volaron en dirección a la cabina del comentarista y algún exaltado incluso hizo ademán de agredir al protagonista. La fuerza pública puso calma y no tardó en relajarse todo, convirtiéndose en risas al pensar en la imaginación del caballero...

Cosas de aquel Ourense...

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