Ourense no Tempo | Pancracio, cuando la risa es arte

“Pancracio” Fernando Álvarez González. Benposteño 1967-75.
photo_camera “Pancracio” Fernando Álvarez González. Benposteño 1967-75.
El mismo Dalí le pidió que actuara para él y sus amigos en el Hotel Maurice

Muchas son las historias que quedan por contar de la Benposta del padre Silva, de aquella ciudad que acogió a miles de muchachos y les ofreció una oportunidad, algo que la sociedad se resistía a facilitar.

Hoy os voy a contar la de un muchacho nacido en Jerez (1955), pero benposteño y ourensano de corazón. Lo suyo, como él mismo tiene reconocido en infinidad de ocasiones, no era el estudio; en escasos 10 años ningún colegio de Jerez le “convencía”, le quedaban pocos por probar cuando en 1966 un circo visita la ciudad. Se llamaba el Circo de los Muchachos, y llamaba la atención la juventud de sus integrantes. Ese quizás fue el último empujón que precisaba aquel niño que solo se sentía a gusto cuando sacaba sonrisas de su entorno.

No recuerda ni siquiera él como lo hizo, pero en una de las sesiones se coló (su economía no le dejaba otra opción) y llegó hasta donde se encontraba “el cura”; en ese momento se le ocurrió la pregunta que iba a cambiar toda su vida: "Padre ¿cuánto cuesta ser payaso?" Fernando tenía claro lo que quería, solo necesitaba saber cómo conseguirlo, y el padre Silva fue la solución. Obtener el permiso de la familia sería la condición para que Benposta abriera sus puertas a aquel niño, como así fue.

No penséis que todo fue fácil. Dejar atrás la familia, los amigos, la ciudad y verse de repente viviendo en una caravana en una finca de la Galicia en la que siempre llueve, es algo que únicamente su pasión y el verse rodeado de otros muchachos que habían hecho de aquella aventura su mejor opción de futuro ayudaron a soportar.

La mejor parte fue la rapidez con que se fueron sucediendo los acontecimientos. En Benposta se adaptó a las clases que por su edad debía recibir, pero por las tardes disfrutaba con lo suyo, estudiaba para "clown". Dicen que por aquellos tiempos un tal Charlie Rivel (no olvidemos que el padre Silva era familia de los propietarios del Circo Feijoo, el más importante de Europa y eso le facilitaba la amistad y colaboración de grandes figuras del mundo del circo), cuando podía visitaba a los muchachos y siempre se fijaba en los acróbatas: “Para ser un buen payaso, antes has de ser gran acróbata”, y nuestro personaje lo era y muy bueno.

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Pancracito con Dalí, a principios de los 70.

Era el año 1967 y los primeros ensayos los hace como Fernandito, pero al poco tiempo decide cambiarse el nombre artístico naciendo así Pancracito. Un payaso diferente. Lo más llamativo: su juventud, pero rápidamente los entendidos comprendieron que estaban ante un nuevo estilo de payaso; sin duda no era un "clown": la cara blanca y la ropa elegante no iba con Pancracito; pero tampoco era un "augusto": ni grandes zapatones ni nariz postiza acompañaban al personaje, aunque sí, en el espectáculo, aparecían muchos de sus atributos: torpón, alegre y pícaro. A decir verdad, Pancracito había conseguido reunir en su personaje a Pierrot, Charlot y, siguiendo los consejos de Rivel, dominaba las técnicas de acróbata y mimo.

Fue en esos años de finales de los 60 cuando Benposta comenzó su mejor etapa y apogeo. El padre Silva, bien aconsejado, comprendió que tenía un grupo de artistas excepcionales que podían ofrecer un gran espectáculo y, por qué no decirlo, las expectativas de éxito hacían pensar en buenos ingresos que se hacían imprescindibles para mantener viva la Ciudad de Los Muchachos. Las risas, ya estaba decidido, correrían por cuenta de Pancracio, pero por las costumbres del circo necesitaba un acompañante. No tardó mucho...pancracio 1.jpg_web

En esos días (año 69) se incorporó a Benposta un muchacho que Pancracito reconoció como su alter ego, guapo, tranquilo, serio: Naranjitas. Al principio éste no se veía de "clown", pero Fernando, a pesar de su juventud, supo convencerlo; nacía así la pareja de payasos más joven del mundo: Pancracito y Naranjitas.

Coincidió ese momento con la estancia del circo en Madrid y allí mismo se presentaron. El éxito fue rotundo, el público en pie reconoció por primera vez a estos grandes payasos acróbatas. A partir de ahí, gira por América, África y Asia (en Japón desde su primera visita se consideraron celebridades). Pancracito se convirtió en la imagen del circo. Todos los carteles que anunciaban la llegada a las ciudades mostraban a aquel niño con una cara que la gente decía era la del payaso ideal.

La reina Sofía, Fabiola de Bélgica, la emperatriz de Japón, Cantinflas y Salvador Dalí se contaban entre sus admiradores. De hecho, Dalí le pidió que actuara para él y sus amigos en el Hotel Maurice.

Como a todos los benposteños, llegó el momento de volar y aquel niño conocido por Pancracito ya se había transformado en Pancracio. No le faltaron ofertas y con poco más de veinte años se fue de gira con Le Nouveau Cirque de Paris, después el Price madrileño, el Rinaldo Orfei en Italia... Durante un tiempo formó parte del Trío Llata, enrolándose en el Circo Ringland Español, hasta que por fin decidió establecerse, se casó, tuvo dos hijos y desde mediados de los 80 reside de manera estable en París, donde nunca dejó de trabajar y siempre que puede se dedica a la docencia de acrobacia y “payasadas”, Escuela del Circo Montreuil, talleres de circo, etc...

Hoy Pancracio se dedica a hacer felices a niños con problemas de salud (principalmente autistas), pero lo que quiere transmitir es su capacidad de “resistencia”, la risa no pude faltar jamás. Ese quizás haya sido el motivo de que protagonizara recientemente el anuncio de una cerveza gallega, que se basa en la serie “La Casa de Papel”.

Pancracio resiste, para hacernos felices. En la figura de Pancracio quiero representar a un gran elenco de benposteños que han llevado por todo el mundo el nombre de nuestra ciudad: Tony, Manilo, el Vaquero, Taconillo, Enrique Escalera, Manzanita, Naranjitas, Miguel Ángel...

Mi agradecimiento a Manilo Doñoro y a Domingo Paz por su colaboración.

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