Una operación a tres bandas, Guardia Civil, Policía Nacional y Vigilancia Aduanera, evitó en el año 2018 la entrada en Ourense de algo más de 30 kilos de hachís. La droga se adquiría en Marruecos y el sur de España para posteriormente distribuirla por Galicia.
El fiscal antidroga de Ourense acusa a ocho personas, radicadas en esta provincia y la ciudad de Vigo. A cinco de ellas, de formar un grupo estable dedicado al tráfico de sustancias tóxicas y su distribución. El juicio, fijado para la próxima semana en la Audiencia provincial, parte de una petición inicial de más de 35 años de cárcel para todos ellos y multas superiores al millón de euros.
En la cúspide, del grupo criminal sitúa al marroquí Mourad El Azhari, un viejo conocido de las fuerzas de seguridad, que, según la acusación pública, era “una de las personas encargadas de conseguir la sustancia estupefaciente en Marruecos y el sur de la península, bajando a Algeciras a adquirir grandes partidas de hachís para subir las sustancias a Ourense y distribuirlas al por menor o entregar grandes partidas a otros compradores”.
La acusación pública sostiene que Mourad se valía de la ayuda de Susana V.R., Tania Q.P. y Sonia Raquel A.A. Boutahar O. también pertenecía al grupo y realizaba labores de transportista e incluso cruzaba el Estrecho para conseguir las sustancias.
La Guardia Civil dio el alto a Mourad el 6 de junio de 2018 en la A-66, en Zamora, cuando subía un cargamento de droga en el sur (le fueron requisadas ocho botellas de plástico con bellotas de hachís -8,7 kilos-).
Rama viguesa
En el mismo proceso penal figuran como acusados Martín P.P., alias Coleta, Ahmed K. y Alberto G.C. pero al margen del grupo organizado. Los investigadores, según dicen, descubrieron que en mayo de 2018 Martín, quien acabó detenido en Vigo por Vigilancia Aduanera, encargó a Boutahar una partida de 25 kilos de hachís. Este último viajó hasta Antequera en un coche lanzadera conducido por Ahmed K. el 22 de junio de 2018. Asegura el fiscal que querían “supervisar y asegurarse de que no había ningún control policial” y, por tanto, el éxito de la operación mientras la droga era transportada unos kilómetros detrás por el vecino de Vigo Alberto G.C. Era, a juicio de los agentes, la persona de confianza de Martín para evitar riesgos. Cuando las fuerzas de seguridad dieron el alto al coche que conducía Alberto, a la altura de Puebla de Cazalla (Sevilla), le ocuparon 2.446 bellotas (25.996 gramos) de resina de cannabis.
En la fase final del dispositivo, se registraron una vivienda de Susana en Cartelle que le dejó a Mourad para guardar la droga y armas a modo de almacén de seguridad. Tanto en esa casa como en la de Tania y Sonia aparecieron drogas.
Fruto de las escuchas practicadas en esta operación, se revelaron actos delictivos en Cádiz y que llevaron a la detención de 17 personas.
