La adicción a las drogas está detrás de la mayoría de ingresos en prisión en Ourense

Uno de los detenidos tras el registro en el narcopiso de la calle Boavista el pasado martes.
photo_camera Uno de los detenidos tras el registro en el narcopiso de la calle Boavista el pasado martes.
Las intervenciones policiales se centran en el menudeo, la desarticulación de narcopisos y las operaciones a gran escala

Intervenciones policiales como la reciente desarticulación del narcopiso de Eiroás vuelven a situar a la provincia como centro de distribución de sustancias estupefacientes en el contexto gallego. La lucha ourensana contra la droga se centra en tres apartados: el menudeo, la desarticulación de los llamados “narcopisos” y las operaciones a gran escala (desde 2019 se han llevado a cabo al menos cuatro: Falla, Reditus, Espita y Espeto; y en todos los casos a los detenidos se les relacionó con más de tres toneladas de cocaína). La de Eiroás se sitúa en un punto intremedio: la intervención se saldó con la incautación de más de 800 gramos de cocaína y 277 de heroína que los cinco detenidos guardaban en la casa que funcionaba como narcopiso.

Narcopisos

Los narcopisos florecen cada vez más en los barrios de las ciudades, ya que a raíz de la presión inmobiliaria proliferan las viviendas vacías. Suelen ser inmuebles en régimen de ocupación aunque no es descartable el alquiler. Las tareas -organizar la actividad, vender y vigilar- están divididas. Unos se establecen solo para la venta y otros -como el caso de la calle Boavista- para la venta y el consumo. En este último caso suelen contar con zonas específicas para la vía inyectada (chutaderos) o inhalada (fumaderos). “Es una especie de supermercado de la droga”, aseguraban los vecinos de Eiroás. Uno de los comercios del entorno incluso empezó a cerrar con llave al caer el sol, después de sufrir varios intentos de robo con amenazas por parte de toxicómanos. 

 En este sentido, los delitos asociados a la drogodependencia suponen el primer motivo de los ingresos en prisión. En el caso del Centro Penitenciario de Pereiro, más del 50% de los internos (tanto hombres como mujeres) llegan al penal por hurtos, robos violentos o estafas vinculados a su adicción a las drogas, tal y como explicaba recientemente a La Región el propio director del Centro Penitenciario, Francisco González. 

La mayoría de las intervenciones de la Policía Nacional vinculadas a la droga tiene que ver con el menudeo. Cada vez son más los barrios en los que se detectan este tipo de conductas delictivas: a Covadonga y Casco Viejo se han sumado San Francisco, A Milagrosa y Eiroás. Aunque la principal droga incautada es la marihuana, fuentes policiales aseguran que desde el 2023 se ha detectado un repunte del consumo de la heroína. “Se presenta mucho más adulterada y, por eso, ha bajado de precio, con la micra a tres euros cuando hace nada costaba cinco”, apuntan estas fuentes. La venta de cocaína también aumentó debido a la sobreproducción en Colombia. Ahora, los grandes narcos pueden comprar a mejor precio esta droga (a menos de 25.000 euros el kilo), sin apenas repercutir en el consumidor final. 

Delitos por tráfico

Entre enero y septiembre del pasado año, en la provincia se realizaron un total de 26 operaciones policiales por tráfico de drogas, a la vista del último informe de Criminalidad elaborado por el Ministerio de Interior. En comparación con el mismo periodo de 2022, el número de intervenciones se redujo: hubo siete menos. Desde 2010, la media anual de operaciones antidrogas con detenidos en la provincia se sitúa en 65. Por ahora, 2011 fue el año con más actividad, con un total de 92 intervenciones.

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