Con la llegada de abril, los alérgicos al polen de abedul empiezan a sufrir los primeros síntomas

Las alergias respiratorias afectan cada año a 1.600 nuevos pacientes en la provincia

Una enfermera pone una vacuna a una joven que sufre alergia.
Con abril llegan las alergias respiratorias de primavera y los ourensanos sensibles al polen del abedul y los plataneros empiezan ya a sufrir los primeros síntomas: picor de ojos, lagrimeo, enrojecimiento ocular, estornudos, agüilla y taponamiento nasal, y, en menor medida, dificultad para respirar. En la provincia, un 20% de la población (en su mayoría entre los 10 y los 30 años) padece de forma activa reacciones a los ácaros, árboles y gramíneas y un 25% las desarrollará antes de cumplir los 50 años.
Las alergias respiratorias en la provincia se incrementan año tras año. La Unidad del Complexo Hospitalario de Ourense que aborda estas patologías atiende anualmente a más de 1.666 nuevos pacientes afectados, la mitad por reacción a los ácaros (polvo) -enfermedad que está asociada a la humedad- y el otro 50% al polen de árboles y gramíneas -que se dispara los días soleados-.

Como consecuencia, con la llegada de la primavera, los alérgicos al polen inician su particular calvario, siendo el abedul el principal alérgeno estacional en abril. ’Muchos pacientes nuestros son emigrantes retornados de Alemania o Suiza, donde se han sensibilizado a estas alergias y padecen sus síntomas -picor de ojos, lagrimeo o enrojecimiento ocular; estornudos, agüilla y taponamiento nasal; y, en los casos más graves, dificultad para respirar- no sólo ahora sino también en febrero’, indica el jefe de sección, Carlos González de la Cuesta.

Advierte, sin embargo, que ahora está emergiendo entre la población la sensibilidad al polen del platanero, un árbol de sombra que, como es muy resistente a la contaminación, se está extendiendo por jardines y parques de la ciudad.

Los médicos comienzan, por lo tanto, a recetar a los afectados antiestamínicos y/o corticoides tópicos, así como colirios para tratar los síntomas. No obstante, aunque estos medicamentos ’alivian considerablemente el malestar, no son la solución al problema, que pasa por la vacunación, aunque esta última posibilidad se restringe a aquellos pacientes con manifestaciones de la enfermedad persistentes durante más de la mitad de los días de la semana’, según el especialista.

Añade que en un 80 por ciento de los casos en que se utiliza la vacuna se mejora: algunos enfermos se curan (señala que se desconoce el dato estadístico) y en su mayor parte experimen tan una reducción importante de los síntomas. ’Si se mejora y se realizan los tratamientos durante cinco años, los beneficios persisten otros cinco años más al menos’, destaca.

Respecto a la vacunación, apunta que aunque la subcutánea (pinchada) es la que más se está utilizando en el CHOU (es mensual, durante cinco años), la sublingual (gotas que se colocan debajo de la lengua), con la que se están consiguiendo muy buenos resultados, será la que se usará en el futuro para este tipo de alergias.


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