Pasos fronterizos

Alivio de la movilidad en las fronteras ourensanas

Los pasos de Lobios y A Mezquita están abiertos 6 horas de lunes a viernes

La apertura de la frontera de A Madalena, entre Lobios y Ponte da Barca (Portugal), supuso "un pequeño gesto que sirve para dar oxígeno y no entorpecer la labor de los trabajadores transfronterizos", declaraba la alcaldesa de Lobios, Mari Carmen Yáñez, algo con lo que concuerda Rafael Pérez, alcalde de A Mezquita, que ayer también abría su frontera -Manzalvos- con Vinhais seis horas al día.

La flexibilización de medidas en estos pasos supuso un alivio para estas zonas ya que "estamos ante una carretera con un tráfico importante de vehículos pesados", insistía la regidora de Lobios, aunque Pérez subrayaba que "non é tanto pola cantidade de tráfico, senón porque todos deberiamos ter os mesmos dereitos".

El alcalde de A Mezquita también destacaba entusiasmado que "a reivindicación que realizamos o pasado febreiro tivo o seu efecto neste paso fronterizo, polo menos no país veciño", algo con lo que concuerda Yáñez, que aplaudía "la labor del presidente de la cámara, algo fundamental, poniendo en valor el trabajo coordinado y que los intereses de las zonas vuelven a coincidir". 

Horarios

La apertura de las fronteras en Lobios y A Mezquita se suma a la de Baltar, que permanecen abiertas de lunes a viernes en horario de 07,00 a 10,00 y de 18,00 a 21,00 horas, además de la de Feces de Abaixo (Verín), que desde el cierre de las fronteras permanece abierta 24 horas al día de lunes a domingo.

Por el momento, y en un principio hasta el 16 de marzo, continúan cerrados los pasos fronterizos de A Meixoeira (Entrimo), y el que comunica Muíños con Montalegre.

Por su parte, los pasos de Padrenda, incluido el de Ponte Barxas-Sao Gregório, también permanecen cerrados a pesar de sus reivindicaciones, además de la frontera en Calvos de Randín

Y aunque los pasos reglados de la zona este de la provincia están abiertos, las carreteras que comunican con el país vecino en Vilardevós, Riós y Rabal continúan cerradas con bloques de hormigón, cortando así la circulación entre estos países vecinos. 

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