Los cinco nombres de su lista ocupan las otras tantas vacantes de la junta de gobierno del Colexio

Arturo González, decano de los abogados otro mandato

 Las elecciones al Colexio de Avogados registraron una participación histórica. (Foto: Miguel Ángel)
Arturo González revalida como decano del Colexio de Avogados de Ourense, después de unas elecciones a las que acudieron a votar más de 420 colegiados, sobre un censo de 600 letrados ejercientes, más otros 100 no ejercientes.
No existe certeza de mayor persuasión que la numérica, y Arturo González, decano de los abogados de Ourense por otros cinco años, no se sintió liberado dentro del nudo de la corbata hasta que comenzó el recuento de los 420 votos emitidos, y enseguida comenzó a sospecharse que su candidatura se impondría con un holgado margen a todos sus rivales, incluyendo la principal amenaza: Francisco Conde. Al cierre de esta edición no se habían recontado todas las papeletas, si bien pasadas las 22.00 horas la distancia impedía sorpresas. González revalida el cargo después de un final de mandato en el que su presencia institucional estuvo contrarrestada por la división con la que hubo de negociar, de puertas para adentro, en el seno de la junta directiva del Colexio de Avogados. No en vano, desde las grietas que se constataron en la junta durante la última etapa, emergió su principal rival, Francisco Conde, que cinco años atrás había formado parte de su candidatura. En esta ocasión lo tuvo enfrente. Pero los votos evidenciaron que la amenaza no era atosigante.

Junto a González, completan las plazas en disputa, Pilar López Guerrero, José Manuel Ayude, Mariano Gundín y José Ignacio Losada. Ganar las elecciones no es más que el primer paso en el horizonte en el que ha de adentrarse en los próximos meses el Colexio de Avogados de Ourense. Los tiempos han corrido a mayor velocidad que la institución, que deberá afrontar un proceso hondo de modernización. Así se evidenció durante la campaña electoral. Todos los candidatos a dirigir el Colexio incluyeron en sus programas de gobierno el reto de situarlo a la altura del futuro, ya adaptando su funcionamiento interno a las nuevas tecnologías, ya prestando a los colegiados servicios consonantes con lo que el ejercicio de la abogacía exige.

La pluralidad de candidaturas disparó la participación


Pronto se advirtió que la abstención no iba a ser un problema en las elecciones al Colexio de Avogados de Ourense. Una campaña caldeada, si es que no llameante, había ahuyentado el fantasma de la desgana. Las urnas, custodiadas por la parte de la junta directiva saliente, abrieron a las once de la mañana y en la primera hora y media ya habían ejercido el voto 113 abogados, y habían llegado una veintena de papeletas por correo. Eso significa que al mediodía habían votado casi la mitad de todos los que lo hicieron hace cinco años durante las nueve horas que las urnas permanecieron abiertas. Entonces, aproximadamente 280 de 700 colegiados -ejercientes y no ejercientes- participaron en la designación del decano. Cierto es que en aquella ocasión no concurrieron, como ayer, cuatro candidaturas al cargo de decano y uno al de vicedecano.

Este factor, según las distintas fuentes consultadas, está detrás del incremento de la participación. El hecho de que Francisco Conde se descolgase de la junta directiva saliente e idease una candidatura alternativa a la de Arturo González -decano los últimos cinco años- después de haber formado parte de su equipo, disparó la rivalidad. La rivalidad agravó los escozores. Los escozores calentaron la campaña. La campaña sacó a la luz las molestias y ofensas. Y todo junto, llevó a los abogados cole giados a las elecciones.

El mar de fondo no desapareció cuando se abrieron las urnas. Si bien a lo largo de la mañana pudo verse a Arturo González, Alfredo Bermúdez, Rafael Vallés y Víctor Adán permanentemente en el colegio, asumiendo el papel de anfitrión, Francisco Conde se dejó ver menos, optando por delegar en simpatizantes de su candidatura el seguimiento de la normalidad que gobernó la jornada.

Implicación en el Colexio


Mientras la sede del Colexio de Avogados registraba entradas y salidas constantes, a una distancia de apenas 30 metros el Pazo de Xustiza transmitía -en comparación con un día de actividad común- la imagen en una instalación fantasmal, desprovista de señalamientos, y tal vez ya pensando más en el ágape que a las dos de la tarde ofrecía, como cada años al caer estas fechas, la Audiencia provincial. Justo a esa hora, se había registrado el voto de 260 abogados. Se estaba a punto de superar el umbral de participación de hace cinco años. Y restaba toda la tarde por delante. Al final, fueron más de 420 votantes. Cualesquiera que fuesen los resultados, a la luz de la implicación de los colegiados en el destino de su organización, el Colexio había dado un paso relevante. Una participación alta insinuaba la fe en la utilidad de ese ente.


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