La sucesión política iniciada en el Pazo provincial ofrecía ayer una serie de atípicas imágenes, como la ausencia de 'peregrinos' en sus pasillos a la caza de una audiencia, o la incertidumbre de los funcionarios ante el cambio.

La ausencia de Baltar 'vacía' la Diputación

Rosendo Fernández, ayer, en la sala de juntas del Pazo. (Foto: JOSÉ PAZ)
El tradicional peregrinaje al Pazo provincial de ciudadanos llegados de toda la geografía ourensana, que muchos días solían llenar la sala de espera de la primera planta con la esperanza de conseguir una audiencia en el despacho presidencial para exponer sus peticiones, se vio ayer interrumpido por la renuncia de José Luis Baltar, que ayer inició su nueva tarea de expresidente, acompañar a sus nietos al colegio de Maristas, donde estudian.
Coincidiendo con el inicio de la sucesión política en la Diputación, institución que capitaneará el presidente en funciones, Rosendo Fernández, hasta la celebración del pleno extraordinario de investidura en el que se elegirá como sucesor a Manuel Baltar Blanco, las zonas de tránsito del Pazo provincial se volvieron desérticas. Una inusual situación que también contribuyó a incrementar la sensación de incertidumbre entre los funcionarios y personal laboral.

Los cambios siempre provocan recelo -'más vale malo conocido que bueno por conocer', se atrevía a admitir confidencialmente un trabajador-, más aún ante la sensación de vacío de poder real. De hecho, Fernández está asumiendo meras funciones de trámite del día a día, que compagina con la asistencia a actos públicos programados por el expresidente.

La fecha de convocatoria del pleno extraordinario todavía no está señalada en el calendario, a pesar de que la cuenta atrás ya se ha iniciado, pues la normativa establece un plazo máximo de 10 días hábiles entre el pleno de renuncia del anterior presidente y el que deberá elegir al nuevo. El período de intervalo vence el próximo 10 de febrero, pero al menos dos días antes el presidente en funciones debe contar con la credencial de Baltar Blanco como diputado provincial para convocar la solemne sesión. Un trámite del que ya se ha dado el visto bueno desde Santiago, una vez anunciada la renuncia como vicepresidente de la Mesa do Parlamento del candidato oficial, aunque esa renuncia no se ha formalizado, a expensas de que Baltar Blanco reciba la credencial de diputado provincial.

Tampoco está formalizado el relevo en el escaño que el futuro presidente de la Diputación ocupaba en el Parlamento gallego, aunque en el PP dan por hecho que la sustituta será Marisol Díaz, en lugar de Enríquez Badas, afincado en Argentina. Es curioso pero funcionarios y diputados, de éstos pocos dada la inactividad que estos días afecta a la Diputación, rememoraban ayer, en medio del vacío de la planta principal del Pazo, los cambios producidos con las listas ourensanas, tanto en el grupo de diputados provinciales del PP -por el relevo al frente de la institución a sólo seis meses de las municipales- como en la candidatura ourensana del Parlamento, de la que ya han caído Carmen Pardo (para dirigir Turismo), Rosendo Fernández (ahora en el Concello), Baltar Blanco o el mismo Badas, sin contar con la retirada de Luis Carrera, unos días después de ser presentado formalmente como cabeza de lista, apartado por problemas fiscales.

De cara al nuevo presidente de la Diputación, Baltar Blanco, veteranos funcionarios recordaban ayer que el 'maestro', su padre, siempre estará en casa para darle consejos, pero los tres años y medio que restan de mandato dan para mucho, sobre todo cuando las previsiones económicas siguen desalentando los presupuestos del organismo. La fe en este órgano provincial, del que Baltar Blanco ha dicho ser 'un absoluto crente', ha de ser fuerte para afrontar momentos críticos.

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