Inspectora veterinaria de Saúde Pública

Belén González González: ‘La ‘lengua azul’ no se transmite al hombre’

La inspectora veterinaria de Saúde Pública Belén González inauguró el ciclo de conferencias sobre ‘lengua azul’ que organiza el Colegio de Veterinarios de Ourense.
‘La ‘lengua azul’: actuación profesional a nivel de mataderos’ es el título de la ponencia que impartió ayer la inspectora veterinaria de Saúde Pública Belén González en el Colegio Oficial de Veterinarios de Ourense, dentro del ciclo de conferencias que ha organizado con motivo de la festividad de San Francisco de Asís, patrono de la profesión.

¿Cuándo se iniciaron los controles de la ‘lengua azul’ en los mataderos?

En el momento en que aparecieron los primeros casos de animales enfermos en España, en el año 2004. Sin embargo, la enfermedad en animales nacidos y criados en Galicia se detectó por primera vez hace unos días.

¿Cuál es la situación actual de la enfermedad?

Hay zonas afectadas en casi toda España: Extremadura, Andalucía, Castilla y León, País Vasco, Asturias y ahora la Mariña lucense. Se trata de serotipos de virus diferentes. En el sur actúa el serotipo S-1 y S-4 y en el norte el S-1 y S-8. Son mutaciones del virus. Se creía que era muy difícil que la enfermedad apareciese en el norte, pero ha resultado, en contra de lo que se pensaba, que hay una variedad de mosquito vector que sí sobrevive a las bajas temperaturas del norte.

¿En qué consiste el protocolo de control de los animales procedentes de las zonas con ‘lengua azul’ en los mataderos gallegos?

En controlar el transporte animal, puesto que debe cumplir unos requisitos determinados: el vehículo debe venir no sólo limpio y desinfectado, sino que, además, desinsectado, es decir tratado con el repelente de insectos. También hay que controlar que la documentación animal esté correcta, así como los certificados veterinarios que avalan que los animales han sido tratados con insecticidas, qué días y que el período de supresión ha sido superado para que puedan ser liberados a consumo.

¿Qué ocurre cuándo se detecta alguna anomalía?

Debemos llamar a Sanidad Animal, para que ellos actúen y nos marquen las pautas a seguir. Pero una vez que el animal está en el matadero hay que sacrificarlo en 48 horas, quedando inmovilizado hasta que se resuelva si debe ir a consumo o no. De todas formas, cada vez detectamos menos incumplimientos.

¿Hay algún riesgo para el consumidor?

El consumidor puede estar tranquilo. No existe ningún riesgo para la salud pública. Es exclusivamente una enfermedad animal, que no se transmite a personas, es decir, no es una zoonosis. Además, es muy difícil que llegue carne procedente de un animal enfermo al matadero.

¿La ganadería de la provincia está saneada y cuál es su futuro?

Sí. Ahora el macizo central, que estuvo afectado por la brucelosis bovina, tiene el reto de reponerse. Con todo, en los mataderos seguimos realizando controles exhaustivos sobre las encefalopatías espongiformes (‘vacas locas’) y otras enfermedades como neumonía y diarreas, que pueden hacer que la carne no sea apta para consumo, con el objetivo de que ningún tipo de enfermedad llegue a consumo humano. En cuanto a las ‘vacas locas’, todo animal que pase de 24 meses se envía a laboratorio a analizar y el matadero no lo libera a consumo hasta que se tienen los resultados en la mano. Aunque siguen apareciendo casos sospechosos, son pocos los que resultan positivos. En los últimos cuatro años no he detectado ningún caso. Respecto al futuro del sector ourensano creo que está en la formación y la ganadería extensiva.


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