TRÁFICO

Los bolardos de la ciudad causan un accidente cada tres días desde 2004

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photo_camera Accidente con un bolardo ocurrido la semana pasada en una entrada por la rúa Cruz Vermella.

La Policía Local destaca que se han contabilizado más de 1.500 siniestros por el sistema que regula el acceso al Casco Vello

Los actuales accesos al Casco Vello del Concello de Ourense, regulados mediante un sistema de bolardos, han supuesto un quebradero de cabeza para decenas de conductores desde su instalación, a principios del año 2004, en el mandato del alcalde del PP Manuel Cabezas. Según los datos recogidos por la Unidad de Atestados de Tráfico de la Policía Local, en 13 años se ha producido un accidente casi cada tres días, contabilizándose un total de 1.514 siniestros viales hasta principios del mes de mayo, último dato del que disponen en el cuerpo.

La serie histórica que maneja el Concello refleja, no obstante, que los atestados realizados por agentes policiales se han ido reduciendo en la presente década, llegando al centenar de incidentes únicamente en el año 2015, mientras que un año atrás, se consiguió reducir la cifra hasta los 55.

Los primeros años del sistema de bolardos, todavía sin señalización visual y acústica para prevenir problemas, fueron más conflictivos a tenor de la estadística facilitada por la Policía Local. En el primer año de funcionamiento, se contabilizaron hasta 190 siniestros, no bajando del umbral de los 100 hasta el año 2010.

Según consta en la memoria del cuerpo policial, prácticamente la totalidad de los accidentes contabilizados (un 94,5%) son "responsabilidad de los conductores de los vehículos", clave para que el Concello no tenga que asumir un coste en forma de indemnización mediante la tramitación de una reclamación patrimonial.

El motivo más habitual que lleva a la Policía Local a dictaminar que la culpa recae sobre los ciudadanos es haber traspasado los semáforos instalados en sincronización con los bolardos cuando están en rojo. En los últimos cuatro años, aproximadamente el 70% son por esta razón. Le sigue la "pillería" que demuestran algunos conductores, aprovechando el paso de algún vehículo autorizado (un 19%) y ya a una distancia más lejana el mal uso de la tarjeta o que esta cuente con algún defecto.

Reclamaciones

Periódicamente, el gobierno local aborda en sus reuniones semanales reclamaciones patrimoniales efectuadas por los conductores que se han topado con un bolardo y visto como su vehículo quedaba dañado. Sin embargo, prácticamente todas son desestimadas, según consta en las actas de las juntas celebradas.

No siguen el mismo camino las reclamaciones judiciales que se interponen tras sufrir un encontronazo en los accesos al Casco Vello. Según explica un vecino del barrio afectado, el mal funcionamiento del sistema le obligó a hacer frente a una reparación de más de 6.000 euros. La vista sobre el caso está prevista para las próximas semanas.

En esta línea, el Concello ha tenido que acudir a las arcas municipales para compensar los daños causados, la última a finales del pasado año, cuando el Contencioso-Administrativo de Ourense fijó un abono de 2.200 euros a un particular.

Por lo que respecta a las reparaciones, cuando los bolardos se estropean, todas corren a cargo de la concesionaria de los semáforos, obligada por contrato a hacerse cargo antes de tres horas de los arreglos necesarios. "No supone un coste adicional al Concello", explican desde la empresa Sice, responsable del mantenimiento. 

Eliminar el sistema, a la espera del nuevo contrato

La regulación del acceso al Casco Vello ha sido un debate constante en el salón de plenos del Concello, especialmente iniciado por Democracia Ourensana, que ha convertido casi en una "cruzada" el eliminar lo que consideran "bolardos asesinos", esgrimiendo que el castigo para los accidentados es muy superior a la infracción que cometen.

Tras sus mociones, han ido surgiendo acuerdos plenarios en los que se contempla decir adiós al actual sistema y analizar otras posibilidades, como la instalación de cámaras que leen las matrículas.

Por ello, el gobierno municipal del PP ha incluido en el pliego de contratación de la futura concesión semafórica la posibilidad de que las empresas interesadas en gestionar el contrato, que ahora está valorado en algo más de 5.000 euros al año, planteen alternativas para modificar la forma de acceder al barrio histórico.

El hecho de que la actual concesión esté en precario -venció el contrato a mediados de 2015- no permite actuar en estos momentos sobre los bolardos, como han reiterado en numerosas ocasiones representantes del gobierno municipal.

La posibilidad de dejar atrás los bolardos la planteó también en 2015 la actual adjudicataria, Sice, durante la negociación de una prórroga del contrato por cuatro años más, aunque el acuerdo no fructificó. Otras ciudades como Vigo o Lugo también están analizando la eliminación de los bolardos. 

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