La Brif Laza en Chile: doce horas diarias de lucha contra el fuego

Pablo González, Marcos Atanes y Albert Sandoval son tres bomberos forestales de la Brif Laza que, el pasado 10 de febrero, partieron a Chile para participar en la extinción de la ola de incendios que asola el país. Antes de su llegada, 26 personas murieron por una sucesión de fuegos que ya calcinó más de 400.000 hectáreas, lo equivalente a más de la mitad de la provincia de Ourense. Durante la última semana, surgieron nuevos focos de especial virulencia en el sur del país, donde está actuando la brigada ourensana. A su llegada, González indica que su primera parada fue Chillán, 400 kilómetros al sur de Santiago de Chile. Allí establecieron la base de operaciones. Sus primeras actuaciones, en puntos cercanos a la costa, se vieron sometidas a las características de la flora: “Hai vexetación de repoblación, con piñeiros e eucaliptais. Topámonos con incendios semellantes aos que se dan na provincia de Pontevedra”, explica. Sandoval señala que lo que cambia es la extensión de cada foco. “Aquí un incendio de 5.000 hectáreas es pequeño”, señala. “Ya el primer día nos encontramos con un fuego muy intenso y complicado”, añade. Ahora, los bomberos se desplazaron a Río Blanco, la zona más crítica desde el pasado fin de semana. Están en una zona andina, con un paisaje radicalmente distinto. “É un bosque nativo, cun tipo de flora e fauna endémica que só se atopa nesta zona de Chile. A súa disposición xunto a cordilleira dos Andes fai que os accesos sexan moi complexos”, relata González. El fuego lleva activo más de un mes, la propia ministra del Interior está en el puesto de mando avanzado por su gravedad y la falta de lluvia desde noviembre lucha en contra de la intervención de las Brif. “A vexetación sufre estrés hídrico. O ataque directo ás chamas faise moi complicado pola radiación que produce e son comúns os focos secundarios por pavesas que saltan a liña de control e prenden enseguida”, apunta el bombero. Coordinación internacional Junto a los tres de Laza, hay otros 47 bomberos forestales españoles, que se unieron 700 profesionales de Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador , Italia, México, Portugal, Venezuela y militares de Francia. Sandoval indica que existe muy buena convivencia con las brigadas locales: “Son un pueblo que nos cuida y nos trata bien, pero llevamos 13 días y es agotador física y mentalmente”. Las altas temperaturas, a 32 o 33 grados diarios, también hacen complicada su labor. Cada jornada dura 12 horas en las que se dedican a contener las llamas: “Trabajamos muy bien sin agua, estamos especializados en eso. Ellos se dieron cuenta y no nos quieren soltar, pasamos los días haciendo líneas de defensa”, observa. Pese a la dureza de las labores de extinción, “para nosotros es una aventura, una oportunidad para aprender de gente de todos los países. Una experiencia inolvidable”, dice Sandoval. Por su parte, González apunta que “é unha experiencia moi positiva, na que podemos aprender doutras formas e métodos de traballo”. “Espero que a la vuelta esto sirva para que se tenga más en cuenta a las Brif de España. Pedimos que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y la empresa miren más para nosotros”, concluye Sandoval.