El pasado día 7 la feria volvía a la ciudad tras dos meses de parón por las restricciones sanitarias. Pese al entusiasmo que los feriantes le ponían a la venta, a la hora de la recogida la gran mayoría se mostraban negativos por los resultados y es que, la lluvia se encargó de que muchos clientes habituales no asistiesen al evento.
En esta ocasión, las tornas cambiaron y los alrededores del Barbaña se llenaron de ourensanos en busca de pares de calcetines o ropa interior. No llovió y mucha más gente se había hecho eco del evento que la vez anterior.
Los feriantes, acordes al entusiasmo, gritaban aún más alto "Venga, ¡anímense, que es Navidad!", y es que, según Alberto González, gerente de la Plaza de Abastos, "se empieza a notar el espíritu navideño, y la asistencia a la feria también se notó en el mercado".
Tanto era el ambiente, que en la parte superior del recorrido, que vigilantes de la ORA no dudaron en acudir y tramitar unas cuantos avisos por no tener el ticket a punto, por lo que mejor será acudir a pie a la feria el próximo día 26. Pese a la multitud, los feriantes quisieron recordar que "esto es un espazo al aire libre, aquí los contagios son muy improbables", una razón que quizá restó público en ocasiones anteriores.
