La Cámara de Comercio tendrá que indemnizar con 52.000 euros a un ex trabajador cuyo despido fue declarado como improcedente por el Juzgado de lo Social de Ourense, después de la demanda que formuló el empleado, Miguel Ángel Rodríguez.
En la vista, la Cámara de Comercio reconoció que no podía acreditar los hechos alegados para justificar el despido y que no existía causa para ello, por lo que no puede recurrir y debe pagar al trabajador la indemnización correspondiente, como ha reconocido. Según expuso el empleado como antedecentes del caso, en julio de 2006 se opuso a un acuerdo del comité ejecutivo para adjudicar un estudio ambiental a una empresa directamente vinculada a un vocal del pleno y, posteriormente, a adjudicar otro estudio (en este caso, un análisis socioeconómico de Verín, por un importe de 10.000 euros) a una empresa afín al responsable.
Cese Tras la siguiente reunión del comité ejecutivo, fue cesado de sus funciones (entre ellas, las de responsable de los departamentos de Calidad y Medio Ambiente, Comunicación o del Servicio de Estudios Económicos), y fue trasladado forzosamente al Vivero de Empresas en el Parque Tecnológico. Durante un año, presentó denuncias internas por falta de ocupación efectiva, acoso y hostigamiento, además de exponer ante el presidente y la secretaria general diversas irregularidades detectadas en el Vivero. Finalmente, la Cámara lo despidió alegando que no había cumplido una orden de traslado.
Esta indemnización es la más alta que ha tenido que pagar la Cámara, si bien el trabajador critica también la pérdida de fondos públicos que supuso para la Cámara el haber estado abonando su sueldo en el tiempo que estuvo en el Vivero de Empresas sin ninguna ocupación.
Cese Tras la siguiente reunión del comité ejecutivo, fue cesado de sus funciones (entre ellas, las de responsable de los departamentos de Calidad y Medio Ambiente, Comunicación o del Servicio de Estudios Económicos), y fue trasladado forzosamente al Vivero de Empresas en el Parque Tecnológico. Durante un año, presentó denuncias internas por falta de ocupación efectiva, acoso y hostigamiento, además de exponer ante el presidente y la secretaria general diversas irregularidades detectadas en el Vivero. Finalmente, la Cámara lo despidió alegando que no había cumplido una orden de traslado.
Esta indemnización es la más alta que ha tenido que pagar la Cámara, si bien el trabajador critica también la pérdida de fondos públicos que supuso para la Cámara el haber estado abonando su sueldo en el tiempo que estuvo en el Vivero de Empresas sin ninguna ocupación.
