'Ourensanos: tenéis un tesoro', se convirtió en un hit en La Región. Su autor, Armando Mira, que tuvo que dejar a mujer e hijos en Alicante para venir a trabajar a Ribadavia, regresa a su casa diecisiete meses después enamorado de la provincia
Las cartas al director también se hacen virales. "Quería decirle a la camarera que me sirve el café por la mañana, a todo el que lo leyese, lo que ya le había dicho antes a mis amigos. Lo agradecido que estaba a la provincia que me acogió". Y 'Ourensanos: tenéis un tesoro', de Armando Mira, se convirtió en un pequeño hit en La Región en forma de homenaje. "Me salió de dentro. Me puse a escribir y porque tenía de límite 30 líneas". Al final, hasta sus clientes lo acabaron reconocieron: "¡Tú eres el de la carta!".
La historia detrás del texto empieza en Alicante. En medio de la crisis, la sucursal bancaria en la que trabaja Armando Mira (1971) cierra. Y le dan dos opciones: "A la calle, o trasladarme a Galicia, a Ribadavia". Una comunidad autonóma en la que nunca había estado y un sitio del que no había oído hablar ("no sabía ni que existía"). Pero no le queda otra. Acepta el traslado y deja a 950 kilómetros de distancia a su mujer y dos hijos, de 4 y 2 años.
En mayo de 2014 llega a la capital del Ribeiro. "Fue como aterrizar a un sitio desconocido. Los primeros días no conocía a nadie, no entendía el idioma. Pensé en casos de compañeros míos que por traslados forzosos acabaron con bajas por depresión, pasándolo muy mal". Pero su caso sería diferente: "En tres meses, para la Festa da Istoria, ya era un ribadaviense más".
¿La clave? "Los ourensanos", repite varias veces Armando en la carta, también en la conversación: "Nada más llegar, cuando aún no conocía a nadie, tuve tiempo para fijarme en los pequeños detalles de la gente, valorar cómo me trataban. Y fue un cambio radical respecto a lo que conocía de Alicante. Aquí las cosas funcionan de otra forma, más humana. Me acogieron y me dieron cariño sin pedir nada a cambio. Quiero pensar que aquí hay más corazón. El tesoro sois vosotros mismos".
"Una tierra preciosa"
Sus colegas de trabajo (primero de Ribadavia, después de Ourense) le ayudaron "desde el primer día". El idioma lo pilló enseguida ("se parece bastante al 
valenciano"). Se metió en un equipo de baloncesto (Imprenta CB) y empezó a hacer amistades y conocer "una tierra preciosa, unos paisajes maravillosos, una comida insuperable y un vino que te hace sentir vivo". Suena casi a película almibarada, pero Armando lo vivió en primera persona: "Me tocó quedarme aquí en Fin de Año. ¡Tuve que rechazar varias invitaciones para cenar en sus casas! ¡Y en Reyes igual!".
Antes de los agradecimientos finales ("Alberto y familia, Chus y familia, Santa y familia, Miguel, Alejandro…"), la carta guarda un párrafo con un tono reinvindicativo de Ourense: "Creo que tenéis la autoestima un poco baja. Quizás pasa como otras zonas de interior, como Teruel o Soria. Debería ser al revés. Esta tierra es inigualable. Y la fama de tristones de los gallegos es una leyenda. Todo lo contrario. De primeras puede que seáis reservados, pero os encanta la fiesta, la música… disfrutar de la vida".
Regreso a Alicante
Después de diecisiete meses trabajando aquí, el pasado miércoles fue su último día en Ourense. El banco ofreció a Armando la opción de regresar a su tierra, y lo hace por su familia: "Soy muy feliz volviendo a Alicante, pero te digo que si mi mujer y los niños estuvieran aquí, me quedaba seguro".
Entusiasmado, anuncia que explicará en el colegio de los críos las bondades del embalse de Castrelo "para que hagan campamentos aquí. La zona tiene muchísimo potencial". Porque se marcha a Alicante convertido "en un ourensano más". Con el coche cargado de licor café, y en la cabeza la idea de volver. Y, quizás, comprar una casita en Ventosela.
