Crisis del coronavirus

La Catedral, el silencio de estos días

OURENSE 2/04/2020.- Relatos del coronavirus. La Catedral en silencio. José Paz
photo_camera El escenario, alejado de los fieles, respira silencio.// José Paz
La Catedral cerrada a cal y canto. El gran edificio capitalino, que por vivir ha vivido ya otras pestes, asedios, y luchas por el poder que la dañaron, está en silencio. En plena Semana Santa transpira duelo.

La imagen del Santo Cristo está con un golpe de luz, casi apagada, a modo de duelo.

La Catedral, cerrada, los oficios religiosos, suspendidos. Silencio. La luz que se dibuja a través del cimborrio y el rosetón tras el altar mayor es sublime; OURENSE 2/04/2020.- Relatos del coronavirus. La Catedral en silencio. José Pazempequeñece la figura humana ante un espacio que apabulla. Las figuras policromadas, de Cornielles de Holanda, en la distancia semejan pétreas. El holandés llegó a la ciudad a través del camino de Santiago y se embarcó en este proyecto magnánimo. El cimborrio y el retablo son arquitectónicamente rotundos, en su época, provocaron casi la quiebra al cabildo, les salvó  una cuestación popular para rematarlos, eso fue en 1520.

En 2020 todo es silencio, o casi. La voz del deán José Pérez Domínguez reverbera entrecortada a cada paso. Grave, solemne, como si cada palabra quisiera parecerse a los sillares que sostienen el templo. Hace un año, desde los soportales del ayuntamiento, animaba con emoción la llegada de los distintos pasos de Semana Santa, de las cofradías y parroquias de la ciudad a una Plaza Mayor con las terrazas llenas de gente. En los Vinos, Santo Domingo, Paseo, concurrido de vecinos y visitantes el paso de la procesión era seguido con atención. Ourense no es Ferrol pero está ganando interés gracias al esfuerzo de los cofrades, muchos vestidos de nazarenos y portando las imágenes con solemnidad. 

Los pasos de Semana Santa sólo habían evitado la calle en estos años un par de veces, pero por la lluvia, limitando la procesión del Viernes Santo a un viacrucis por el interior del templo.

El deán, como todos, está apesadumbrado, habla -ahora- entre dientes, “se esperan tiempos duros”, dice. “Na gripe do 18 houbo 60 millóns de mortos, espero que non cheguemos alá”.

La sensación de un templo en silencio y soledad es indescriptible, empequeñece tu figura tanto como la enfermedad. El coronavirus nos ha igualado a todos, la dimensión de un escenario como éste con respecto al individuo semeja una metáfora de los tiempos.

En el Pórtico

El Pórtico del Paraíso es un libro ilustrado sobre las lecturas del Antiguo y Nuevo Testamento, con los apóstoles y profetas dispuestos en las jambas. Curioso el contraste de los primeros en actitud solemne, meditativa y alguno de los profetas proyectando una media sonrisa. San Martín en el parteluz marca las distancias. De no ser el maldito Covid-19 a estas horas estaría el templo lleno de turistas con el móvil en una mano y la audioguía en la otra.

La Catedral estos días es un escenario extraño, vacío, algo inimaginable en cualquier otra Semana Santa

OURENSE 2/04/2020.- Relatos del coronavirus. La Catedral en silencio. Cimborrio. José Paz

Ahora, en la Catedral está sólo el deán, “A Catedral está pechada. Estás eiquí de garda, paseando, sentado no despacho, escribindo algo, rezando”. En este transitar en silencio acabas reconociendo la singularidad de cada piedra, sus defectos. “Agora tes tempo para todo”. 

En una nave lateral, junto a la puerta de entrada al archivo, languidece la “borriquilla” con la que se procesiona el Domingo de Ramos, este pasado, no vio la luz. En Semana Santa no habrá misas. El obispo oficiará, a lo sumo para uno o dos miembros del cabildo, algo inimaginable. Dice el deán que son muchos los fieles que llaman por teléfono preguntando. “Non hai”. Reconoce que todo esto es un mazazo, pero también, “outra maneira de vivir a Semana Santa, até o de agora tivemos todas as facilidades, con toda a xente; agora é Cristo quen está crucificado por aí adiante”.

OURENSE 2/04/2020.- Relatos del coronavirus. La Catedral en silencio.Santo Cristo.  José Paz

El Santo Cristo, a media luz.

Una de las realidades más duras de estos días son los entierros, sin duelo de las familias. “É duro non poder despedir aos teus. Buff”. Su voz pierde brío, se entrecorta. Menta los triajes y los protocolos médicos. Suspira. “Eso non encaixa, moralmente a solución é complicada”. Dice rezar todos los días a San Roque, el santo de los “apestosos”. En la Catedral, oculto ente biombos, por detrás del mostrador de la recepción de turistas, figura uno en un pequeño retablo junto a la puerta de la fachada sur.

A la salida, al pasar por el Santo Cristo, insiste: “Sácalle unha foto ao Cristo que é fundamental, terémolo así con esta luz mentres dure a pandemia”. Pues eso, que pronto pueda lucir, que todo abrevie. 

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