EN OURENSE

Un centenar de niños de 12 y 13 años, participantes habituales del botellón

<p></p>
photo_camera Las áreas de juego infantiles de la Alameda, con los restos del botellón de Samaín.

Una investigación de la USC ve "preocupante" el consumo de alcohol, que en esas edades es una "bomba de relojería"

El consumo de alcohol se ha reducido en los últimos años entre la juventud pero la edad media de inicio se ha incrementado notablemente, según la investigación en este campo llevada a cabo por un equipo de la USC coordinado por el profesor Antonio Rial Boubeta. El caso más sangrante se produce entre los niños de 12 y 13 años. En la ciudad, un 5% de ellos, casi un centenar teniendo en cuenta los datos del padrón, son ya usuarios habituales de los botellones. Un fenómeno que en Ourense cuenta, además, con una legislación municipal que concede vía libre para realizar esta práctica. Claro está que este "rejuvenecimiento" del botellón no es un escenario exclusivamente ourensano, ya que esas cifras de consumo en menores son "homogéneas" en casi todas las urbes gallegas, según el estudio.

"La práctica del botellón ha descendido en los últimos años, se ha quedado prácticamente a la mitad, pero los datos siguen siendo preocupantes", destaca Rial. Y es que las edades de iniciación son cada vez más tempranas. "Antes, estaban en 16 ó 17 años, pero ahora se adelanta a los 13 años", añade.

El problema más evidente es que, pese a la prohibición expresa de la ley de la Xunta de 2010, sus estudios arrojan ese mencionado 5% de los "niños" de 12 y 13 años como habituales de las aglomeraciones etílico-festivas. "Los efectos del consumo en chavales de estas edades son una auténtica bomba de relojería", dice Rial. Y lo peor, dice, es que sus estudios aprecian un "aumento del exceso de confianza" en los padres al permitir la asistencia a estos eventos.

Los datos demuestran que un 38,4% de menores entre 12 y 18 años son habituales del botellón (asistentes a los mismos en los últimos 30 días), y que de ellos el 56,8% compatibiliza el consumo de alcohol y tabaco, y casi un tercio del total le añade a este "cóctel explosivo" el consumo de sustancias estupefacientes de todo tipo, desde el cannabis a la cocaína.

"A los jóvenes les compensa"

El principal problema parece que es que en la balanza salud-diversión en la mentalidad juvenil pese más esta última. "A los jóvenes les compensa, porque hay expectativas de diversión, con sexo, risas y desinhibición, que superan a la percepción de los riesgos", señala.

José María Faílde, doctor en Psicología del Campus, llama a la sociedad a plantearse "por qué los jóvenes siguen teniendo esa necesidad de hacer botellón". Faílde lo ve como un fenómeno "en crecimiento" que asocia la mala práctica en sí de ingerir alcohol con el denominado "binge drinking", la ingesta masiva y concentrada durante un corto espacio de tiempo. "El botellón genera no solo un problema social con ruidos, peleas y suciedad, sino un problema de salud pública, ya que la participación en los botellones incrementa el riesgo de adicciones futuras", indica Faílde.

Por último, este doctor en Psicología Clínica destaca el hecho de una "feminización" de los botellones, como señalan los datos del Concello de Ourense. Desde 2015, participaron en cursos Escolle para expedientados por beber alcohol un total de 59 mujeres, y solo 36 hombres. 

Representantes de policías locales critican la "inacción" del Concello

El Sindicato Profesional de Policías Municipales de España (SPPME) en Ourense destacó ayer que ha solicitado al gobierno local "de xeito recurrente", la necesidad de estudiar y negociar alternativas que posibiliten el máximo aprovechamiento de los recursos humanos y materiales policiales para hacer frente a situaciones "inadmisibles" como las que provoca el botellón. Recuerdan que compete a la Administración "evitar comportamentos incívicos na vía pública en prexuízo grave da cidadanía".

Estas invasiones de la vía pública hasta altas horas de la madrugada generan "ruídos de elevada intensidade e suciedade, ao quedar desparramadas gran cantidade de envases, bolsas, vidros..." Así, el SPPME considera "urxente" la necesidad de actuación para proteger la salud pública y la salubridad. Creen que la implementación de medidas correctoras "nunca deben encamiñarse a medidas represoras", si bien, "deben orientarse a un control físico policial permanente e proporcionado".  

Actualmente, creen que "non é posible", debido a  una organización del servicio policial "claramente mellorable", al cifrar en "un total de cinco policías locais de escala básica" en el turno nocturno, "como aconteceu a pasado noite de celebración do Samaín". Las propuestas de SPPME "foron aplicadas noutros concellos, nos que ten aceptables ratios de mellora na convivencia". Si no se toman decisiones, creen que el botellón "vai seguir sendo triste portada dos periódicos". 

Te puede interesar