Últimas noticias del coronavirus

Coronavirus en Ourense | Vacaciones a la fuerza

Plaza Mayor
photo_camera Plaza Mayor de Ourense (archivo).
La hostelería de la ciudad, O Barco y Barbadás vuelve a limitarse a las terrazas, por lo que el sector se divide entre seguir trabajando o bajar la persiana y tomarse un descanso por las restricciones 

La hostelería vuelve a dar un paso atrás por culpa de las restricciones derivadas del aumento de casos. El desánimo reinaba ayer en los negocios que decidieron montar sus terrazas para trabajar de la única manera que está permitida para ellos en la ciudad, O Barco y Barbadás. “Estamos de muy mala leche, nos limitan y lo peor es que la gente sigue sin hacer caso de las medidas de prevención”, lamenta Ana Pereira, de la cafetería Yiroppa de O Couto. 

Ella decidió abrir, al igual que muchos otros, pese a tener una terraza reducida. Otros optaron por colgar el cartel de cerrado por “descanso del personal” aprovechando las limitaciones o adaptaron sus horarios para poder hacer frente a las jornadas atendiendo solo en terrazas al 50%. El calor de estos días, factible para estar en el exterior, no ayuda en los negocios que no gozan de sombras y ayer en el centro, al mediodía, era una odisea encontrar una mesa en la terraza para comer y no hacerlo al sol abrasador de estos días. 

Kati Piñeiro, de La Coruñesa en la ciudad, se resigna ante un posible cierre. “Tenemos asimilado que pronto nos cerrarán y todo esto nos supone volver a tener pérdidas económicas y, realmente, ya estamos cansados”, afirma. Este establecimiento sigue abierto, atendiendo a los clientes con todas las medidas, pero manteniendo a flote un negocio a medio gas: “Tenemos seis mesas disponibles, pero trabajamos un montón de personas y hay una mercancía que pagar”, resalta. Piñeiro señala al botellón y el fin de curso como el culpable de que ahora ellos no puedan trabajar con normalidad: “Nosotros intentamos que la gente cumpla las normas, pero no somos policías para estar encima de ellos y que se pongan la mascarilla o fumen fuera de la terraza”, aprecia.

El aumento de casos también ha afectado a algunos establecimientos que han cerrado por contacto con positivos. Esto preocupa a Pereira, quien reconoce que están en “riesgo” al atender a los clientes, sin saber si están contagiados o no.  “Estamos a expensas de lo que entre en nuestros locales y hay hosteleros que se están infectando por eso”, expresa y, aunque destaca que hay establecimientos que no cumplen, muchos clientes tampoco lo hacen: “Soy muy estricta con que respeten las normas, pero siempre hay quién pasa de ellas”.

 

UN MES SIN LIMITACIONES

Hace poco más de un mes, O Barco salía del nivel medio de restricciones tras un amento de casos. El Concello volvió ayer a retroceder con un aumento importante de los casos que dejan de nuevo tocada a la hostelería barquense, que se ve abandonada por las administraciones. “Nos sentimos solos desde el principio”, afirma Mónica Moldes, propietaria de la cafetería 13/14. El verano  les ayuda a conseguir las ganancias para afrontar el invierno y, este año, lo dan por perdido. 

La proximidad con Castilla y León, donde rigen unas medidas diferentes, puede provocar que la clientela se desplace entre O Barco y Ponferrada según les convenga: “Se contagian allí, vienen aquí y nos cierran”, se queja Mónica Molde. Pese a ello, los negocios barquenses, los de la ciudad y de Barbadás, seguirán luchando para mantenerse a flote.

Te puede interesar