La cafetería Acordes de A Valenzá se encuentra “entre la espada y la pared” por las restricciones, así lo cree Marina Luján, su propietaria que se lanzó a la aventura de abrirla en plena pandemia: “Estoy pensado en cerrar, con cuatro mesas y las ocho personas a las que las autoridades me obligan a poder atender, no hacemos nada”, lamenta. Ayer no dudó en levantar la persiana para ver cómo transcurría el día y, durante la mañana, notó la caída de clientes: “Pasamos de 90 cafés en una mañana a no llegar a 20. En la caja igual no tengo ni 25 euros y hay que pagar la Seguridad Social, el autónomo, los gastos del local…”, lamenta.
Los agentes que patrullan por A Valenzá le han puesto trabas en varias ocasiones, llegando a multarla, pese a que “mi abogado me dice que no tienen razón”. Trata de buscar opciones que le permitan subsistir, ganando un poco más de espacio en la terraza, pero se topa con una negativa en el Concello: “Todo lo que he pedido, me lo han denegado y otros tienen más mesas que antes de la pandemia”, señala. En estos momentos cuenta con dos empleados más, a los que no ha enviado a un ERTE para mantener la actividad del negocio. “He hablado con mi gestor para ver qué opciones tengo, ya que los gastos se tienen que pagar cada mes tengas clientes o no”, explica.
En el primer día solo con terrazas, Luján envió a sus empleados a casa para quedarse ella, batallando por mantener vivo un local en el que invirtió dinero y esfuerzo, pero que parece ver su final. n
