El culturista ourensano Andrés Garrido, del gimnasio a la pescadería cada día

El ourensano Andrés Garrido se bañaba de pequeño con camiseta por vergüenza. Tenía 14 años cuando empezó a entrenarse en el gimnasio para cambiar la forma de su cuerpo. Cinco años después, arrancó con el culturismo. Hoy es cuarto de Europa en esta disciplina.

 

La infancia es la patria donde residen muchos de los traumas y complejos que tiene el ser humano, o eso dicen los que ya peinan canas. El culturista ourensano Andrés Garrido explica que cuando era pequeño tenía un complejo grande con su cuerpo y por ello le daba vergüenza quitarse la camiseta en verano, de hecho, solía bañarse vestido para evitar que el resto viese su torso desnudo. 

“Iba a la playa y pensaba que todo el mundo me miraba y cuando estaba en la piscina de mis amigos no me bañaba, les decía que no me apetecía. De hecho, nunca vestía con pantalones cortos”, confiesa el culturista de 25 años. 

Como consecuencia de esos complejos, Garrido empezó en el gimnasio con 14 años. “Tuve que mentir y decir que tenía 16, ya que si no me impedían hacer pesas”, indica. Tras cinco años entrenando, vio que su cuerpo avanzaba y notaba que podía incluso estar mejor, por lo que decidió contratar un entrenador para hacer culturismo. 

Su objetivo era claro: ser el mejor en su ámbito. “Lo aplico en casi todo, si te esfuerzas que sea con una meta grande, hay gente que lo hace por tener un buen físico, pero yo quiero demostrar que, si te esfuerzas durante mucho tiempo, consigues cualquier cosa”. 

Los inicios fueron complicados porque no tenía unos conocimientos amplios y le costó adaptarse, ya que no entendía el porqué de cada decisión. Por suerte para él, contó siempre con el apoyo de su familia más cercana, tanto de su hermano como de su madre.

“Cuento siempre con ellos, tengo mucho que agradecer a mi hermano porque en esa etapa vivía con él y, cuando estás en competición, la dieta te hace estar más sensible y él me daba mi espacio y mi tiempo”. 

Su madre veía al principio como algo lejano que su hijo compitiese, pero cuando por fin llegó el momento lo apoyó “de una manera increíble”. De hecho, Garrido no se podía permitir por cuestiones económicas acudir al Campeonato de España, una cita que le hacía especial ilusión, y fue precisamente su madre quien le dio el dinero que necesitaba. 

“Ese campeonato se me complicó muchísimo porque iba a ir con ciertas personas a un apartamento y me dejaron tirado y yo no tenía para costearlo, pero ella me obligó a ir y para mí fue un apoyo increíble”, señala.

A base de mucho esfuerzo, ha conseguido competir en varios eventos con grandes resultados. En el Campeonato gallego quedó tercero en 2022 y lo ganó al año siguiente, también logró vencer en el Campeonato del Norte de España. Debido a sus grandes resultados, acudió al Campeonato de Europa, que se celebró en Alicante, quedando en cuarto lugar. 

“Allí hay un nivel muy alto y eres consciente de que no puedes relajarte ni un segundo. Si un día no te apetece hacer cardio, la has liado porque otra persona sí que lo habrá hecho y se va a notar en la tarima”, señala.

Día a día

Garrido explica que no organiza los días “por horas, sino por lo que tiene que hacer”. Su frecuencia de ejercicio siempre es la misma, entrena tres días y descansa uno, y planifica su vida en función de eso. En un día normal, se levanta a las 5,15 de la mañana con el objetivo de empezar a las 5,30 su media hora de cardio.

Al llegar a casa desayuna y se prepara para empezar a las 7,00 horas su jornada laboral, trabaja hasta las 15,00 horas en una empresa repartiendo pescado. Tras ello, acude al gimnasio unas tres horas y media para entrenar y luego estudia y prepara las comidas del día siguiente. 

La dieta es una parte fundamental para lograr sus objetivos. “Las comidas siempre son las mismas, aunque jugamos con las cantidades”, explica. Al día hace seis comidas, en las que ingiere alrededor de 3.000 calorías. Todo está medido, ya que al final de cada semana habla con su entrenador para ajustar las cantidades.

Su dedicación es tal que pide las vacaciones en las fechas que va a competir para preparar el campeonato, de hecho, en los últimos dos años no ha pasado más de un día seguido sin entrenar.

Gasto

La preparación de Garrido para ser culturista le supone unos 800 euros mensuales, contando solo el gasto de entrenador, las comidas y los suplementos. “Yo tengo todo puesto en esto: mi dinero, mi tiempo y mi mentalidad, quiero llegar lo más alto posible que mi cuerpo me permita”, apunta.

En esta línea, Garrido subraya que las competiciones no dan para vivir porque ganar un campeonato importante puede tener un premio de 2.000 euros. Por ello, compagina su trabajo repartiendo pescado con sus estudios, ya que tiene como objetivo poder ganarse la vida como entrenador personal. 

Además a Garrido le gustaría servir como ejemplo a muchos jóvenes de que los complejos y traumas que uno tiene se pueden lograr superar.

Te puede interesar