¡Demasiado pronto!

Nos has dejado demasiado pronto, no sabes cuánto te vamos a echar de menos… Estos últimos días, hablábamos entre nosotros, sí, los de siempre, pensando que pronto estarías de nuevo en las piscinas del Club Santo Domingo de parola, tú y esa imborrable sonrisa de una “boa e xenerosa”. Me da mucha pereza subir a la piscina a sabiendas que no te veré en cuerpo, aunque si en alma. Desde aquellos maravillosos finales de los años ochenta, cuando mi hermano Fonsi Legido nos presentó, me cautivaste, siempre tenías una sonrisa enorme para todos y con todos, transmitías felicidad, ganas de vivir, ilusión… y sin duda éramos los mejores. El tiempo y los estudios hicieron que nos “separásemos” un poco, pero era una distancia fácil de medir: en metros, nuestras almas estaban y seguían juntas. Crecimos, incluso nos hicimos mayores, nos casamos y hemos tenido unas familias maravillosas. Tú tenías en mente volver a nuestra amada Galicia, en breve, muy breve, como nos hiciste saber a Belén y a mí en nuestra última visita a Barcelona (quién nos lo iba a decir, nos juramos vernos en Ourense, en nuestra Galicia), pero entre el covid y las circunstancias de la vida todo se retrasó, y ahora esto. Yo iba en carretera a Sanxenxo cuando con voz entrecortada Fonsi me comunicó la noticia de tu “pasamento” (en galego parece menos duro); no sabía que la distancia ente Ourense y Sanxenxo se me iba a hacer tan excesivamente larga. Gracias, querida Cristina, por haber existido en nuestras vidas, gracias por tu sonrisa, gracias por tu vitalidad, por tu ser y por tu estar, por tu humildad y por tu grandeza, pero sobre todo porque has sido un ejemplo para muchos y muchas. Te hemos querido, te queremos mucho y te seguiremos queriendo por los tiempos de los tiempos.