La lentitud con la que se tramitan los cambios mantiene en el aire el derecho de sufragio de 81.297 residentes en el exterior

La demora en reformar la ley podría permitir el voto emigrante en 2011

Recuento del voto emigrante. (Foto: Archivo)
Los 81.297 emigrantes ourensanos con derecho a voto todavía podrían votar en las próximas elecciones municipales, en mayo de 2011.
Es el deseo de las fuerzas políticas que este ejercicio no se consume, pero la tardanza en aprobar la reforma de la Ley de Régimen Electoral General sitúa en el límite la entrada en vigor, de cara a las municipales, de los cambios con los que se reordenará la participación de los emigrantes en los procesos electorales a fin de dotarlos de más transparencia. Fuentes próximas a la Dirección General de Migración señalan que las Cortes tenían que haber aprobado la reforma en octubre, pero la ralentización de las negociaciones entre los grupos ha impedido la culminación de los cambios. De momento, el pleno del Congreso debatirá el martes -pese a la petición de aplazamiento cursada desde Galicia- una iniciativa legislativa aprobada por unanimidad en la Cámara gallega la pasada legislatura para reformar el voto emigrante.

La propuesta llega a la Cámara baja en un momento en que se ultima la ponencia para reformar el voto de los residentes ausentes en el Senado, motivo por el cual PP, PSOE y BNG confían en que los cambios para ofrecer más transparencia al sufragio de la emigración entren en vigor para las próximas municipales. Sin embargo, los plazos para sacar a tiempo la reforma legal se estrechan. Fuentes próximas a los ponentes del Senado no se atreven a descartar que los emigrantes no vayan a participar en las elecciones municipales de mayo de 2011. Los grupos parlamentarios habían llegado al acuerdo de retirar el derecho al voto de los ciudadanos residentes en el exterior en los comicios locales, pero el entendimiento entre las fuerzas políticas no será efectivo ni tendrá consecuencias prácticas mientras la reforma de la Loreg no esté consumada. Entre sus cambios más destacados, se halla la reforma del voto emigrante, que si bien satisface la reivindicación del sufragio en urna, privará a este colectivo de la participación en los procesos municipales. Sí podrán seguir votando en elecciones autonómicas, generales, europeas y referendos, y el sistema será de voto rogado.

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