REPORTAJE

Educación para toda la vida

PEREIRO DE AGUIAR. CENTRO PENITENCIARIO DE OURENSE. FOTO: MIGUEL ANGEL
photo_camera Acceso al Centro Penitenciario de Pereiro de Aguiar, donde opera la escuela.

El Centro para Adultos del Penitenciario de Pereiro de Aguiar contribuye a facilitar la inserción de los internos a través de una docencia que abarca todos los niveles, desde la alfabetización hasta el título de ESO.

Hay una segunda oportunidad. El Centro Penitenciario de Pereiro de Aguiar lleva cerca de tres décadas ofreciendo docencia a sus internos en una escuela que pasó a integrarse dentro de la Consellería de Educación en 2000, y siete años después, fue reconocida como Centro de Educación Permanente de Adultos, al igual que otros homólogos fuera del sistema penitenciario, como es el caso del existente en O Couto.

Dadas sus circunstancias concretas, el funcionamiento y mecánica de este centro docente es especial. Con siete plazas de profesorado que forman parte del régimen de movilidad de Educación, esta escuela opera "como un centro independiente del funcionamiento de la prisión, pero al mismo tiempo, coordinado con ella", explica el director del centro educativo, Manuel Víctor Rodríguez.

La docencia impartida se centra en los niveles de Primaria y Secundaria, de modo que los alumnos que completen sus estudios "pueden obtener su título como si lo hubiesen hecho en un instituto". A lo largo del pasado curso, 16 estudiantes lograron completar sus estudios –uno en Primaria, 14 en los distintos módulos de Secundaria y otro más en castellano para emigrantes–, una cifra aparentemente escasa, pero que se ve muy influida por la movilidad de internos en el penal.

"Como es lógico, cuando una persona obtiene la libertad, se le da de baja, y sucede a la inversa cuando alguien se incorpora al centro", explica Manuel Víctor Rodríguez, añadiendo que la matrícula está abierta a lo largo de todo el curso académico, que dura de septiembre a junio.

Problemas de alfabetización

La principal demanda se da en el segundo nivel de Primaria y los primeros de Secundaria. Sin embargo, el director lamenta que todavía haya internos jóvenes que todos los años solicitan el primer nivel de Primaria, de alfabetización. "El perfil de estas personas es en general de un nivel cultural bajo, consumidoras en un porcentaje muy alto, y a las que ha hecho daño este consumo continuado", detalla Manuel Víctor Rodríguez.

La mayoría de abandonos son relativos a cambios en el régimen de internamiento. Entrar en un tercer grado "supone un cambio de lugar de residencia para ellos, y pierden el vínculo con nosotros, ya que no se les permite tener contacto con personas del interior". Pero en estas circunstancias, la realidad se vuelve a cruzar, y "en la mayoría de estos casos, lo prioritario no es obtener un título, sino sobrevivir".

El centro siempre busca difundir entre los reclusos que acaban de comenzar su condena que "los primeros años son los mejores para aprovechar su estancia aquí, aunque siempre sea difícil asumir esta nueva situación". Una vez lo hacen suele surgir un momento de estabilidad "que les permite continuar sus estudios o simplemente revivir aquello que habían aprendido". "En este tipo de centros, lo importante no son los resultados académicos, sino el contacto con conductas que les puedan resultar beneficiosas", resume Rodríguez.

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