Antonio Carreño: "El sistema universitario deja mucho que desear"

El reconocido hispanólogo y profesor universitario retirado ourensano, Antonio Carreño (Parada de Sil, 1938), colaborador habitual de La Región, recibe hoy la Medalla de Oro de la provincia como reconocimiento a su extraordinaria trayectoria. Entre otras distinciones, Carreño es uno de los mayores expertos en Lope de Vega y catedrático emérito de la Universidad de Brown, en la que estuvo 22 años. ¿Qué significa para usted este reconocimiento? Es un honor que me hayan tenido en cuenta. No me lo esperaba. No sé si lo merezco o no, pero estoy muy agradecido. Es una forma de honrar a alguien que lleva muchos años fuera y ha vuelto. De Parada de Sil a Estados Unidos, no es un viaje habitual, y menos en aquel momento. ¿Cómo surge esa oportunidad? Hice la oposición de maestro nacional en Ourense y estaba enseñando por las aldeas a gente adulta. Era joven, tenía veintipico años, tenía ambiciones y deseos y muchas ganas de seguir un impulso que tenía dentro de mí: la literatura. Desde donde estaba, no podía perseguir mi sueño. Entonces era la feria mundial de Nueva York y tenía allí un cuñado. Se me ocurrió pedir un permiso de tres meses y conseguí una visa de turista, pero yo iba a volver en septiembre para empezar el curso. Una vez allí vi las posibilidades que ofrecía Estados Unidos, sobre todo a nivel de universidades, y decidí quedarme, de una manera furtiva, pero me quedé. No lo tenía planeado, pero no podía dejar pasar la oportunidad. Yo tenía planeado largarme del ambiente culturalmente pobre en el que me encontraba. Había pensado en universidades europeas y, de alguna manera y otra, dar ese salto que yo quería. Surgió esta oportunidad y, gracias a la ayuda de mi cuñado en los primeros meses, me quedé y me dieron la residencia. Visto desde el hoy parece la decisión correcta pero, ¿cómo fueron los inicios? Yo apenas tenía unos estudios de Magisterio en Ourense, pero no significaba nada para el mundo académico. Busqué colegios privados y conseguí un trabajo de instructor de español. Fue la primera forma de iniciarme de la cultura americana y de empezar a dominar el inglés. Hice también una maestría en literatura hispanoamericana, sobre Miguel Ángel Asturias, y se publicó un artículo sobre eso. Gracias a esa publicación logré una beca para hacer un doctorado en la Universidad de Yale durante cinco años. Tuve que trabajar mucho durante ese período porque me jugaba todo. Al publicar mi tesis, que se publicó aquí con la editorial Gredos, recibí el premio Ramón Menéndez Pidal de la Real Academia Española y me dio un impulso para seguir avanzando y lograr mi primer puesto importante en la Universidad de Columbia. ¿Cuál es el concepto del español que se tiene en Estados Unidos? Ahora mismo hay sobre 40 millones de hablantes de español allí. Todas las universidades de prestigio tienen grandes departamentos de Estudios Hispánicos, ya que hay mucho interés. El hispanismo norteamericano es muy brillante, ya desde el XVIII. Por ejemplo, George Ticknor escribió la primera historia de la literatura española en tres volúmenes. La historia de España, desde los Reyes Católicos hasta el siglo XX, ha sido estudiada en detalle por los grandes historiadores. ¿Qué diferencias hay en el mundo académico entre España y Estados Unidos? En un departamento de prestigio de estudios hispánicos tienen un programa de cuatro años, tienen maestrías de dos años y doctorados de cuatro años en adelante. Allí no te colocas en el mundo académico si no tienes una tesis doctoral escrita. Si quieres escalar un poco, ya tienes que tener uno o varios libros publicados con editoriales de prestigio. Se enseña todo con mucho detalle y precisión. Está muy valorada la meritocracia y la cultura del esfuerzo, y eso funciona a todos los niveles. La vulgaridad está muy mal vista, sobre todo en universidades de prestigio. También es muy importante la enseñanza, ya que no solo es investigación, también eres profesor. De investigador tienes que crear nuevas verdades que están ocultas. Esto significa investigar, no plagiar. ¿Qué tiene que tener un buen profesor? Un profesor que tiene sobre 15 estudiantes de doctorado, primero, tiene que tener más conocimientos que todos ellos. Segundo, tiene que plantear lecturas nuevas, innovadoras e interesantes. Tercero, no puede abrir una historia de la literatura y leer lo que pone; tiene que presentar lecturas distintas. Aportar valor y seriedad. Un ejemplo: La Celestina, que fue escrita por Fernando de Rojas, que era judío converso. ¿Dónde está la influencia del judaísmo converso en La Celestina? De eso se trata, no de describir lo que está escrito. No es fácil, pero se puede. Ahí es donde entra esa figura del buen profesor Así es. En Estados Unidos los alumnos van a clase con libros, no con apuntes. Abren el libro y comentan con el profesor lo que el libro dice. Desarrollan el pensamiento crítico sobre un problema. ¿Pensó alguna vez en quedarse allí una vez jubilado? Mi mujer y yo somos de Parada de Sil. Somos gallegos por los cuatro costados. Además, la calidad de vida en España es muy agradable, y sí me apetecía volver. También es una forma de recuperar los años fuera. Lo hice a través de artículos en La Región y crónicas de la Ribeira Sacra. A día de hoy sigo publicando y escribiendo. No es un jubilado a tiempo completo. Dicen que aquel que trabaja de lo que le gusta nunca llega a jubilarse de todo y sigues haciendo eso pero de un modo más pausado. Por contra, aquel al que no le gusta su trabajo, está deseando no hacerlo nunca más. Es curiosidad, y esto o lo tienes o no lo tienes. Si estás haciendo una cosa que no te gusta lo que deberías hacer es dejarlo y buscar algo que sí. Esas oportunidades en Estados Unidos son muy fáciles de encontrar. Aquí es casi imposible. La sociedad te ayuda mucho a superarte. ¿Qué opinión le merece el sistema universitario español? Deja mucho que desear. Por ejemplo, los catedráticos se escogen por amiguismos, no se busca la gran calidad. Otra cosa, el catedrático de Santiago de Compostela es de allí, igual que el de Valencia. No abren la universidad a los posibles influjos que puedan venir del extranjero. En Estados Unidos hay muchísimos profesores llegados de otros países. Si la persona vale tratan de atraerla. Fomentan la universalidad de la enseñanza.