Los problemas con la sequía se han subsanado en gran medida y la preocupación es ahora la contaminación por cenizas de los incendios

Los embalses mejoran con las lluvias pero siguen a la mitad

Mancha verdosa en el ambalse de Cachamuiña, que tiene un bajo nivel de ocupación, por lo que todavía no abastece a la ciudad (Foto: JOSÉ PAZ)
Las lluvias caídas en las últimas semanas han paliado en gran medida los problemas de sequía que el pasado octubre estaban comenzando a afectar a numerosas zonas de la provincia. Con todo, la ocupación de los embalses continúa estando por debajo de las cifras de hace un año, cuando la media para la cuenca del Miño-Sil rozaba el 58% (57,81), frente al 50,6% actual.
Aún así, desde la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil se consideraba ayer que 'las lluvias han mejorado la situación, puesto que hemos pasado de una ocupación del 45% al 50% pero también es cierto que el efecto de las lluvias tampoco es inmediato' y por ello todavía no se han alcanzado los niveles de otros años.

Como suele ser habitual, el embalse de Cachamuiña, que abastece a la ciudad, se mantiene bajo mínimos, con una ocupación en torno al 8% (hace un año era del 10%), por lo que Aquagest sigue bombeando agua del Miño para el suministro. Según explicaban fuentes municipales, la captación desde Cachamuiña se realizará cuando el caudal sea suficiente, por lo que no hay una fecha determinada porque dependerá de las condiciones meteorológicas'. Habitualmente, la captación desde este embalse se realiza entre los meses de enero y junio, aunque siempre está condicionada a las precipitaciones de cada año.
Al margen de su nivel de ocupación, parte del embalse de Cachamuiña conserva todavía el color verdoso que generan las algas tóxicas y las denominadas cianobacterias, fenómeno que se espera quede subsanado de forma natural con la llegada de las lluvias y el frío. La situación no supone riesgo para los ciudadanos al no abastecer a la ciudad, aunque evidentemente sí se desaconseja el contacto con la piel.

Y mientras Cachamuiña es la cruz en lo que se refiere a ocupación, junto a los embalses de Salas, As Conchas (ambos al 29%) y el de Albarellos (33%), otros, como el de Velle y Castrelo, superan el 87 y el 94% respectivamente. Curiosamente, estos dos últimos tienen este año más agua almacenada que en 2010, cuando se situaban ambos en el 76 (Velle) y el 90% (Castrelo) de ocupación.

“Non nos sobra nada'


La escasez de lluvias generó diversos problemas que fueron abordados por una comisión específica el pasado 22 de octubre. En aquella ocasión, el balance realizado por las distintas administraciones concluía que 13 localidades de siete municipios tenían que reforzar el suministro de agua, mientras que otros 12 concellos sufrían restricciones de agua. Uno de ellos fue Parada de Sil, que acaba de regresar a la normalidad, puesto que mantuvo las restricciones en el suministro durante la noche a cuatro aldeas hasta hace unos días. 'Agora xa non temos problemas coa auga potable, pero non nos sobra nada', explica su alcalde, Francisco Magide, que todavía en el último pleno instó al consumo responsable.

Mientras, en Ribadavia -otro de los municipios afectados- las lluvias solucionaron los problemas por la falta de agua pero han supuesto arrastres al saneamiento y, según el concejal del área, Ignacio Gómez, 'estamos controlando que non haxa un arrastre dende os montes queimados ó abastecemento, é o que nos preocupa agora'.

Más de 210 litros desde el pasado 23 de octubre


El pasado 23 de octubre regresaron los chubascos, en un mes que hasta ese momento no había registrado ni un único día con lluvias. Y lo hicieron a lo grande. Solo ese día, la estación meteorológica de Meteogalicia en Ourense registró 53,6 litros por metro cuadrado en la ciudad. La intensidad de las precipitaciones de aquella semana fue tal que lo que parecía que iba a ser un mes seco acabó con un acumulado de 171 litros por metro cuadrado, cuando los valores medios para octubre se sitúan entre los 75 y los 91 litros. Curiosamente, se repetía lo que ya ocurrió el año pasado, cuando un octubre con sólo nueve días de lluvia acumuló 173 litros por metro cuadrado.

Mientras, en los primeros días de noviembre, las precipitaciones en la ciudad se sitúan en 40,8 litros por metro cuadrado, cuando la media de las últimas tres décadas es de entre los 63 y 99 litros por metro cuadrado.
Aun así, y a pesar de la cantidad de agua acumulada, el proceso de absorción en el suelo también tiene su propia repercusión a la hora de hacer frente a la sequía. Por otro lado, tal y como destacan algunos alcaldes de los municipios afectados, la escasez de agua fue un problema acuciante en pequeñas aldeas -en algunas ocasiones, la causa no era tanto la sequía sino las deficientes infraestructuras del abastecimiento, que precisan un determinado nivel de agua-, de forma que fue necesario reforzar el servicio con cisternas e incluso realizar restricciones en el suministro. En todo caso, las administraciones siguen recomendando un consumo responsable.

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