El juicio por la desaparición de Guillermo Collarte terminó con un alegato por parte del abogado de la familia del promotor ourensano en el que pedía a los cuatro acusados -sólo tres se sientan en el banquillo al encontrarse uno de ellos,e l portugués José Lopes, gravemente enfermo- que digan dónde se encuentra el cuerpo del desaparecido.
El letrado intentó llegar al corazón de los imputados al decirles sin apartar los ojos del banco de los acusados que 'yo todavía tengo padre y, como todos, querré poder llevarle flores y estar junto a su tumba en silencio, al igual que querrán hacerlo sus hijos', por lo que les rogó que 'escriban aunque sea una carta anónima diciendo dónde esta'. El juicio quedó visto para sentencia después que la Fiscalía solicitase la máxima pena para un caso que calificó de secuestro, lo mismo que la acusación particular, que dijo que el delito debía ser calificado como grave, solicitando ocho de cárcel para cada uno de los acusados. Fuentes jurídicas consultadas consideraban que este tipo de delitos podían ser castigados en Portugal con penas que oscilan entre los tres y los 15 años de prisión. El veredicto del jurado, que en este caso es mixto y que cuenta con la presencia de tres jueces, y la sentencia serán dados a conocer dentro de un mes. Las defensas solicitaron la absolución.
En las conclusiones finales, la representante del Ministerio Público hizo hincapié en las 'conductas atípicas' que mantuvieron los acusados el día de la desaparición de Guillermo Collarte. Una de ellas fueron las dos horas que tardaron en avisar a la GNR, algo que calificó de acción dilatoria porque 'alguien se había llevado a la víctima y había que ganar tiempo'. La fiscal recordó la primera tentativa de rapto que sufrió el promotor en Patos dos años antes de su desaparición, que según dijo era 'una situación idéntica' a la vivida en Valença, y en la que la Policía aconsejaba a Collarte a no relacionarse con el acusado y socio Luis Lavandeira, imputado también en esta causa, al ser sospechoso de un supuesto delito de narcotráfico del que, según quedó reflejado en esta vista, nunca fue juzgado.
En las conclusiones finales, la representante del Ministerio Público hizo hincapié en las 'conductas atípicas' que mantuvieron los acusados el día de la desaparición de Guillermo Collarte. Una de ellas fueron las dos horas que tardaron en avisar a la GNR, algo que calificó de acción dilatoria porque 'alguien se había llevado a la víctima y había que ganar tiempo'. La fiscal recordó la primera tentativa de rapto que sufrió el promotor en Patos dos años antes de su desaparición, que según dijo era 'una situación idéntica' a la vivida en Valença, y en la que la Policía aconsejaba a Collarte a no relacionarse con el acusado y socio Luis Lavandeira, imputado también en esta causa, al ser sospechoso de un supuesto delito de narcotráfico del que, según quedó reflejado en esta vista, nunca fue juzgado.
