Postales, dibujos, galletas y felicitaciones telemáticas. La pandemia obligó, por segundo año consecutivo, a celebrar el Día de la Madre de un modo distinto al deseado. A Verónica Montes y a Sheila Paz les tocó hacerlo desde el CHUO, con la compañía del personal sanitario y de sus familiares (desde la distancia).
"Está claro que una no querría pasarlo aquí, pero es lo que toca y hay que adaptarse", explica Montes, hospitalizada por coronavirus desde hace 8 días. En su caso, sus dos hijos le enviaron varios dibujos de felicitación, además de la videollamada de rigor. "Hablé con ellos y muy bien, la verdad es que hablo todos los días para saber como están, porque una desde aquí pues también se preocupa, claro", apunta. Montes reconoce que la soledad, así como el no poder moverse de la habitación, no es fácil, pero espera volver a casa pronto y que todo quede en un recuerdo. "Ya llevo varios días mejorando, a ver qué tal salen las placas mañana (por hoy) y si todo va bien. Ojalá", recalca.
Primer día de la madre
Sheila Paz, por su parte, celebraba ayer su primer Día de la Madre. El pasado jueves nacía Marco, su primer hijo, después de un parto largo. "Vine el martes por la noche porque había roto la bolsa, el miércoles ya estuve con todo el trabajo de dilatación, y el jueves por la mañana me tuvieron que hacer una cesárea, porque no salía", recuerda.
Pese a todo, no lo duda, repetiría: "El regalo que supone no te lo quita nadie, si me dicen de repetirlo, lo repetiría, pese a las 16 horas de dilatación". Y de hecho, repetirá: "Ya lo hablé con mi pareja, tendremos otro, ¡está claro!". La pandemia afectó –mascarillas, solo una persona a la vez en la habitación–, pero Paz y su pareja se adaptaron. "Es lo que toca, ya habrá momento para celebrar todos juntos", apunta.
El servicio de Humanización del área sanitaria se encargó de obsequiar a todas las madres de Pediatría, Obstetricia, Prematuros y Partos con una tarjeta y una galleta, cortesía de la Confitería Anduriña.
