La gobernabilidad de Ourense, un sudoku con una solución nada fácil

Una moción de censura precisaría de un acuerdo PP-PSOE y la dimisión del alcalde tampoco garantizaría un desbloqueo

La huida hacia delante emprendida por el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, mientras se dejaba por el camino 12 de los 13 apoyos que le entregaron el bastón de mando deja a la ciudad en una situación de total ingobernabilidad, un complejo sudoku para el que no se atisba una salida sencilla, salvo que el regidor decida dar un paso a un lado y renunciar tanto al bastón de mando como al acta de concejal, lo que sí allanaría la búsqueda de una solución.

Una de las consecuencias inmediatas de la renuncia de los críticos de DO y los ediles del PP es que la junta de gobierno local no pueda convocarse, dado que el reglamento del Concello exige que sean al menos tres los miembros que la compongan, con Jácome contando únicamente con el respaldo de Armando Ojea, condenando a la paralización total a la ciudad. Sí se mantiene, por ahora, la celebración del pleno de septiembre, convocado ayer para el próximo viernes por el alcalde ourensano, que tiene la capacidad de cancelar la celebración en cualquier momento.

DO está pendiente de la configuración de su grupo, mientras que la junta de gobierno local no se podrá convocar

Consecuencias

Por el momento, la crisis abierta en DO deja un campo de minas para encauzar un rápido desbloqueo. Con Jácome atrincherado con el único apoyo de Ojea, el grupo municipal está a la espera de confirmar en pleno la vacante del dimisionario Mario González, al que debería sustituir por el orden de la candidatura Telmo Ucha, que se presume fiel al actual alcalde, lo que equilibraría fuerzas entre los siete representantes que las urnas otorgaron a DO.

Quimera

Esto se suma a que los movimientos para una hipotética moción de censura quedarían limitados para los cuatro concejales de DO que se han desmarcado de Jácome, ya que la ley electoral contempla que aumentará el límite de la mayoría absoluta en el mismo número que los votos de ediles que hayan formado parte del grupo del alcalde. Esto supone que únicamente con el acuerdo de PP y PSOE se pudiese fraguar una moción de censura contra Jácome, dado que BNG y Ciudadanos únicamente cuentan con dos ediles cada uno. Los socialistas ya han advertido que es inviable un pacto con los populares.

Renuncia

Vista como la salida más natural, la dimisión como alcalde de Gonzalo Pérez Jácome daría un balón de oxígeno a la gobernabilidad de la ciudad, que se vería comprometida si el ahora regidor decidiese mantener el acta de concejal, condicionando que su partido y el PP pudiesen hacer valer su pacto de junio de 2019 para dar continuidad al bipartito con otra persona al frente.

Con todo, si Jácome deja el bastón de mando, la ley contempla que solo podrá ser candidato a la Alcaldía el cabeza de lista de cada partido, algo que en este caso correspondería al número dos de DO, Armando Ojea, único edil de la formación que está alineado con Jácome. Así, en una votación para investir a un nuevo alcalde saldría beneficiado el aspirante del partido más votado en los comicios si no se fragua una mayoría absoluta, lo que pondría el bastón de mando en manos del socialista Rafael Rodríguez Villarino, que gobernaría en minoría precisando de acuerdos puntuales con el resto de fuerzas.

Sin cambios

La otra alternativa sobre la mesa es que Jácome decidiese negarse a moverse del sillón y conservase la Alcaldía sin el apoyo de nadie más que Ojea, asumiendo todas las competencias que acaba de recuperar tras las renuncias conocidas ayer.

Con todo, el regidor se encontraría con un pleno que podría cercenar su capacidad de maniobra al máximo, quitándole desde su sueldo a competencias ahora delegadas en la junta de gobierno, convirtiendo al pleno en órgano de decisión para cualquier aspecto de la vida municipal.

Daños colaterales

Al margen de la crisis abierta en el Concello de Ourense permanece la Diputación, donde el año pasado sellaban también el acuerdo de gobierno PP y DO. A solo un escaño de la mayoría absoluta, los populares no tendrían problemas para mantener la actividad habitual.

El presidente del gobierno provincial, Manuel Baltar, prefiere por el momento no hacer valoraciones sobre los acontecimientos en la Praza Maior. El crítico de DOy diputado, Miguel Caride, entiende que no debería afectar la crisis. 

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