La Guardia Civil rescata a un anciano en Parada do Sil, que ya estaba desnutrido tras pasar 22 días encerrado

Un vecino de Parada do Sil de 72 años tuvo que ser auxiliado por la Guardia Civil al negarse a abrir la puerta de su casa. Avelino Dorrego presentaba síntomas de desnutrición ya que había permanecido 22 días encerrado en su casa.
Desnutrido, deshidratado y sin apenas poder moverse. Así encontró la Guardia Civil y la asistenta social del Concello de Parada do Sil a un vecino de A Carreira, Avelino Dorrego Fernández, de 72 años. El hombre llevaba más de 20 días encerrado en su casa y sin apenas probar bocado. Avelino Dorrego, que reside sólo, sufrió una caída el pasado 3 de diciembre cuando realizaba tareas domésticas en su vivienda. El septuagenario acudió al médico pero desde entonces se parapetó en su casa y no abría la puerta pese a las insistentes llamadas de sus familiares. ‘Se negaba a abrir la puerta y no lo podíamos dejar morir por falta de asistencia’, explicó la asistente social.

El hombre tiene una hermana, que a todas horas lo estaba llamando ‘para atenderlo, sobre todo darle de comer’, añadió la trabajadora social.

Avelino se negaba tajantemente a recibir cuidados, incluida la visita del médico. Su hermana no podía hacer otra cosa que introducir la comida por una ventana para que, al menos, se alimentara, pero el septuagenario la ignoraba. Así, la mujer requirió ayuda a los Servicios Sociales, desde donde fueron alertadas las autoridades judiciales, Guardia Civil de Esgos y una ambulancia del 061. Todos ellos se personaron sobre las cuatro de la tarde del lunes en el exterior de la vivienda y los agentes del instituto armado forzaron la puerta y se encontraron con Avelino Dorrego postrado en la cama sin apenas poder moverse a causa de la caída sufrida a principios de meses.

Los agentes alertaron al personal sanitario para que ingresará en el Servicio de Urgencias del Complexo Hospitalario de Ourense, donde se recupera.

El hombre estaba desnutrido y deshidratado por falta de cuidados. Además, las heridas ocasionadas en la caída se habían agravado y le restaban movilidad a todas las partes del cuerpo.

Un caso de humanidad En el rescate colaboró todo el vecindario, ‘porque es un caso humanitario. En los tiempos que estamos sería una vergüenza dejar morir a un vecino por falta de asistencia’, explica un familiar.

El septuagenario trabajó siempre en el campo y apenas salió durante su vida de su pueblo natal.


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