Hackers, el enemigo no descansa

Las actividades maliciosas que acechan a los equipos tecnológicos se suceden a diario a un ritmo imparable. En Ourense, a lo largo del último trimestre del pasado año, numerosos trabajadores del mismo entorno empresarial recibieron correos electrónicos que amenazaban con difundir un supuesto vídeo de carácter sexual que las comprometería a no ser que se aceptasen hacer un pago con bitcoin al remitente. Los hackers también están aprovechando el auge del comercio online que trajo la pandemia con masivas campañas de correos fraudulentos que suplantaban la identidad de varios bancos para dirigir al receptor a una página falsa con el objetivo de robar credenciales de acceso y los datos de la tarjeta (el famoso phishing). Esta última semana se detectó una campaña de envío de malware mediante correos electrónicos dirigidos a autónomos con el asunto "Comprobante Fiscal.-[id 81690024" en los que se suplanta a la Agencia Tributaria con el objetivo de implantar un sotfware malicioso en los ordenadores. Una trampa más de muchas que acechan la red, aseguran desde el Instituto Nacional de Ciberseguridad de España (Incibe). A finales de enero, se denunciaron correos electrónicos fraudulentos que suplantaron la identidad de un servicio en línea de notificaciones y que, actuando en nombre de un departamento jurídico de abogados bajo el cebo de un burofax, provocó descarga de programas fraudulentos. 23.604 incidencias en 4 meses La amenaza de la ciberdelincuencia pone en jaque a miles de empresas y particulares cada año en la provincia. Solo en Ourense, a lo largo del pasado año, el Incibe detectó centenares de activos tecnológicos (equipos, sistemas, servicios o redes) con problemas de seguridad), es decir, vulnerables a los ataques informáticos. En el primer cuatrimestre, 23.604 activos tecnológicos únicos afectados; 19.507 entre mayo y agosto y 12.986 en la recta final del año. La media diaria cambia según el periodo de análisis pero supera ampliamente el centenar en todos los cuatrimestres, si bien el mayor uso de la tecnología durante el confinamiento hizo que las incidencias crecieran entre enero y abril. La amenaza más frecuente llegó en forma de software malicioso (malware) cuyo objetivo es la extracción de información o datos, tanto personales como de empresas, para su posterior uso fraudulento. Le sigue el botnet (ordenadores infectados controlados por una misma persona u organización criminal). En menor medida, el Instituto Nacional de Ciberseguridad detectó otros fallos de seguridad: intentos de intrusión por parte de atacantes cibernéticos que vulneran un sistema de comunicación o la difusión de información con fines ilícitos. Estos usos tienen su reflejo en la estadística policial. La Comisaría de As Lagoas registró cerca de 800 denuncias en 2020 por delitos informáticos. En los últimos seis años, van a más.