Un hostelero de Ourense daba el soplo a la violenta banda de atracadores

Siete de los diez detenidos ingresaron en prisión, mientras los otros tres quedaron en libertad

La operación Larimar lleva el nombre de un mineral azul celeste, que se utiliza en joyería y procede de la República Dominicana. Las ocurrencia de la Guardia Civil viene al caso: algunos de los detenidos en la trama son del mismo lugar y se dedicaron durante tres meses al robo con violencia en viviendas, sobre todo de joyas. 

Esta banda, organizada entre Ourense, Pontevedra y Barcelona, no estaba compuesta por aficionados. Al revés, sus miembros son nueve hombres y una mujer especialistas en asaltos y sin miedo a emplear la violencia para conseguir el botín. 

Para llevar a cabo los golpes, se organizaban de forma jerárquica. El líder se corresponde con uno de los detenidos en Pontevedra, pero el segundo de abordo es el hombre al que interceptaron en su casa (alquilada) de Rairo. El primer paso en su modus operandi  era investigar a las víctimas. Un hostelero con un céntrico negocio en la ciudad, Óscar G.A., ayudaba informando al grupo de perfiles de posibles víctimas. Este, junto a los dos miembros de Pontevedra y tres de Barcelona, se hacían cargo de la parte operativa: seguían las rutinas de las personas seleccionadas y estudiaban sus movimientos. 

Hecha esta tarea, entraba en acción el grupo logístico, con miembros residentes en Ourense. Armados, con pasamontañas y conduciendo vehículos sin matrícula, pasaban a la práctica.

Dos asaltos violentos

La investigación se puso en marcha el 13 de marzo, cuando se denunció un robo violento en una zona de viviendas próxima al polígono de San Cibrao. Dos miembros de la banda conducían una motocicleta de gran cilindrada en una calle casi desierta. Una mujer que caminaba por la acera -perfectamente conocida para ellos- se los topó. La abordaron apuntándola con una pistola, la tiraron al suelo -causándole lesiones graves en la cara-  y se apoderaron de su bolso, en el que llevaba la recaudación de una empresa. La estaba trasladando hasta una sucursal bancaria próxima al lugar del robo. Tras este episodio, realizaron un parón, pero no iba a ser definitivo. 

Dos meses después, el 4 de mayo, otro asalto en una vivienda llevaría a los agentes del equipo Judicial de la Guardia Civil a relacionar a los autores de los hechos. Llegó una denuncia a la Comandancia por un robo en una morada de Soutopenedo (Ourense). Cuatro personas, también encapuchadas y con una pistola,  entraron en la casa, amenazaron y amordazaron a los dos moradores, que llegaron de forma escalonada. Allí, se apoderaron de joyas por valor de más de 100.000 euros y de más de 10.000 euros en efectivo.

Tras realizar varias averiguaciones, este miércoles grupos especializados de la Guardia Civil entraron de forma simultánea (para que no se pusiesen en contacto entre ellos) en siete viviendas de Ourense, Pontevedra y Barcelona, donde detuvieron a diez personas como presuntas autoras de los delitos de robo con fuerza y violencia, pertenencia a grupo criminal, tenencia ilícita de armas, lesiones y un delito contra la salud pública (encontraron 650 gramos de cocaína). Tres de ellos quedaron en libertad y siete fueron puestos a disposición judicial. Se acordó para ellos prisión provisional, comunicada y sin fianza.

El capitán de la unidad orgánica del cuerpo judicial, Juan José López Castro, señaló que “el grupo es altamente peligroso, por eso se llevó a cabo la operación, porque nos preocupaba que cometiesen otro hecho delictivo. Creemos que estaban realizando otra labor de investigación”. 

Incautaciones

Tras las redadas, además de diferentes utensilios empleados como pasamontañas, destornilladores o cascos de moto; se incautó una pistola (en la vivienda de la avenida de Buenos Aires), dinero en efectivo, 650 gramos de coca, una motocicleta y un vehículo en el que transportaban la anterior.  También apareció lo que fueron a robar principalmente: las joyas. Bisutería barata mezclada con relojes caros y otros de bajo precio, burdas imitaciones e incluso anillos que habían fundido para rehacer luego con sus nombres fueron algunos de los “tesoros” encontrados.

Ahora, todos los enseres robados, buscan su dueño. Están custodiados por la Guardia Civil.

Te puede interesar