Incinerado en Caracas el cuerpo del emigrante asesinado

La comunidad gallega de Venezuela arropó ayer a la familia Gil-Martínez en la despedida de Antonio Gil Gil, el emigrante de Cortegada que el pasado viernes fallecía en Caracas víctima de un intento frustrado de robo. Sus restos mortales, que en la tarde de ayer fueron incinerados, serán trasladados en próximas fechas a Galicia por expreso deseo del fallecido, según desvelaban fuentes cercanas a la familia.
El fallecido, emigrado en Venezuela desde hace 40 años, era dueño de una empresa de materiales de construcción que traspasó hace unos cuatro años (tiempo que llevaba jubilado) y ejercía como secretario cultural de la sociedad 'Fillos de Ourense'. Sus más allegados, todavía conmocionados por la noticia, le recordaban como una persona 'muy querida' y sin enemigos, que había planeado el regreso definitivo de la familia a Galicia (concretamente a Vigo donde reside su padre y un hermano) el próximo mes de junio, una vez que terminase el curso escolar su nieto de diez años.


INVESTIGACIÓN ABIERTA

Las autoridades venezolanas mantienen abierta la investigación para tratar de localizar a los asesinos, aunque la principal hipótesis que se baraja es la del robo. Según relataban fuentes cercanas a la familia en Ourense, Antonio Gil Gil, de 61 años y natural de Zaparín (concello de Cortegada), fue abordado cuando se encontraba en el interior de su vivienda en el barrio residencial de Montecristo después de pasar la tarde en la Hermanda Gallega de Caracas, donde había celebrando el cumpleaños de su esposa en compañía de su familia y amigos.

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