Internos de la prisión de Pereiro piden perdón a sus víctimas dentro de un programa único en España

Sira Feijóo y Manuel Arias.


Catorce internos de la prisión provincial, en Pereiro de Aguiar, pidieron perdón por escrito a sus víctimas, merced a un programa de Mediación con las Víctimas, único hasta ahora en España, iniciado en el verano de 2007 e introducido de forma permanente en el centro penitenciario, según dijo su director, Manuel Arias.

El programa, según Arias, responde a una modificación de la Ley de 2003 en relación al cumplimiento íntegro de las penas de prisión, que prevé la reinserción social y el pago de una Responsabilidad Civil (RC), a cargo del autor del delito ’y en el caso de Ourense, lo hacen descontando parte de su sueldo en trabajos penitenciarios para destinarlo directamente a su víctima’, subrayó.

Los condenados en prisión, según Arias, inician su recuperación como personas con el pago de esa R.C. y pueden culminarla dejando claro, a su víctima y al sistema penitenciario, su arrepentimiento e intención de no volver a delinquir, sistema que utilizaron ’hasta ahora 14 internos, que pudieron hacer llegar esa intención y su petición de perdón’.

La coordinadora del programa de Mediación con las Víctimas, Sira Feijóo Casas, explicó que en las mediaciones tienen un papel fundamental las víctimas, hasta ahora ’las grandes olvidadas’ e incluso rechazadas por el resto de los ciudadanos, que ’reciben una cuantía como indemnización y una carta de perdón, que normalmente les reconforta’.

El inicio de una mediación, según Feijóo, responde al interés demostrado por cualquier preso, autor de cualquier delito, que no implicase una agresión violenta, ’ya que sus víctimas reaccionarán mejor ante la mediación que las que sufrieron un daño mayor’, dijo.

En cada caso antes se hace un seguimiento personalizado del interno que lo solicita y de su recuperación de problemas como la drogadicción para posteriormente iniciar la mediación ’cuando constatamos que está recuperado como persona para volver a la sociedad, aunque la evolución del proceso siempre está marcada por la reacción de la víctima’.

Feijóo explicó que antes de enviar una carta de un preso a su víctima, ésta debe dar su consentimiento y recibir todas las explicaciones que precise en relación al proceso de mediación.

Después de autorizarlo, el equipo de psicólogos, trabajadores sociales y la coordinadora del programa hacen llegar la carta manuscrita a la persona damnificada y vuelven a hablar con ella días después.

La mayoría, según Feijóo, dice que se alegra de que su agresor se esté recuperando, valoran su arrepentimiento y agradecen que alguien se acuerde de ellas, e incluso tres contestaron por escrito a su agresor para expresarle su apoyo en el proceso de reinserción.

De las catorce mediaciones realizadas con éxito, ocho fueron entre el agresor y su víctima directa, mientras que el resto fue con autores de narcotráfico, cuyo delito no afectó a alguien concreto, por lo que el proceso se entabló con asociaciones que trabajan con personas drogadictas, como el Proyecto Hombre, ’Erguete’ y la Federación nacional de Asociaciones de Ayuda al Drogodependiente.

Otras mediaciones no pudieron materializarse por la imposibilidad de localizar a las víctimas, como ocurrió con dependientas de comercios que fueron asaltadas para robarles y después cambiaron de trabajo o con un hombre acusado de robar en los cepillos de las iglesias, que terminó su condena antes de localizar a uno de los párrocos damnificados.

Tras la localización de la víctima ’el paso más difícil y delicado es explicarle el objeto de la mediación’, dijo Feijóo, que va seguido del envío de la carta, lo que supone para el preso ’un gran alivio y un avance en su rehabilitación’, dijo, y si además recibe contestación ’ya es lo máximo’.

En sus cartas para pedir perdón, los presos explican su proceso de cambio y entre sus frases están: ’soy consciente poco a poco de todo lo que hice sufrir a otros’, ’en mi lucha por salir de mi vida anterior te pido perdón’ o ’gracias por escucharme’, según Feijóo.

Tras los primeros meses de implantación, la experiencia acumulada valdrá para abordar, en el futuro, mediaciones más complicadas.

La idea del programa, según el director del centro penitenciario, surgió hace años tras ver la evolución de un interno autor de un intento de violación a una vecina.

Según Arias, aquel hombre estuvo en un programa para agresores sexuales que le hizo cambiar totalmente su forma de ver la vida y le animó a iniciar, por su cuenta, contactos con la familia de su víctima para hacerles ver su arrepentimiento y su voluntad de volver a su casa y recuperar su vida con su esposa e hijos, sin hacer más daño ’y lo consiguió felizmente’, agregó.

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