Una nueva edición del Mercado Medieval llena, desde ayer, las calles del Casco Histórico. Decenas de puestos ofrecen productos artesanales, tanto para llenar los estómagos como para perder el gusto.

Ir de compras en el Medievo

Francisco Rodríguez se atrevió con una serpiente. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
Broches, carteras, pulseras, collares, diademas, pendientes, anillos, jabones... Y así un largo etcétera. El Mercado Medieval de Ourense llegó a la ciudad. Desde la Praza Maior, bajando por las calles Bispo Carrascosa y Colón, el paseante puede comer, comprar para comer, salir vestido con accesorios y comprar algún adorno para su casa en un mercado en el que los materiales que más abundan son el cuero, la cuerda y el fieltro.
La música de gaitas y cornetas se mezcla en el bullicio de la gente y, tras ella, seres mitológicos traídos de otros tiempos pasean como uno más. De la parte que han llamado 'zoco árabe' surgen bailarinas de la danza del vientre, escapadas de un dragón de siete metros de longitud que, lejos de ahuyentar a los visitantes, los atrae con su animación. A este tramo se llega atraido por el olor de las especias, perfectamente integradas en la oferta de productos, donde lo difícil es no acabar 'picando' en algo. Como ourensanos que viven las fiestas, el alcalde de Ourense, Francisco Rodríguez, y la concelleira de Cultura, Isabel Pérez, recorrieron las decenas de puestos, deteniéndose a observar.

Pero el Mercado Medieval no fue la única actividad que llenó las calles durante la jornada festiva de ayer. La música y el teatro aumentaron la programación de las calles de la ciudad. Además, en la Praza Maior continúan los talleres infantiles de iniciación a la percusión, donde, bombo y tambor en mano, los más pequeños pueden aprender a dar golpes, pero bien dados, sobre los instrumentos percutivos. Los niños, importantes protagonistas de las fiestas de Ourense, continuaron divirtiéndose en el Parque Barbaña con un taller de maquillaje y globoflexia. En la Praza de San Martiño, la actividad 'Vestindo a cidade de festa', congregó a muchos pequeños con ganas de pasárselo en grande.

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