ENTREVISTA

José Ramón Amor: “Judicializar casos de conflictos éticos es un fracaso del sistema y de la sociedad actual"

photo_camera José Ramón Amor Pan.

 El Colegio Oficial de Médicos acogió ayer una sesión abierta sobre "Conceptos éticos para el final de la vida", impartida por el especialista en bioética.

 El Colegio Oficial de Médicos acogió ayer una sesión abierta sobre "Conceptos éticos para el final de la vida", impartida por José Ramón Amor, especialista en bioética. Esta ciencia está presente en el día a día de médicos, pacientes y familias y persigue el estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, examinada a la luz de los valores y de los principios.

La ley 5/2015, de 26 de junio, trata los derechos y garantías de la dignidad de las personas enfermas terminales. ¿Cumple con su objeto?
El problema no es legislar. Nuestros políticos creen que con elaborar leyes ya está todo arreglado. Las leyes hay que cumplirlas. El problema de esta ley es que su cumplimiento va a requerir dos cosas. Por un lado, un cambio de actitud en no pocos profesionales sanitarios, que siguen muy anclados en el paternalismo clásico defendiendo que hay que mantener con vida al paciente, cueste lo que cuesta o diga lo que diga éste o sus representantes -a pesar de que la ley reconoce el derecho a la limitación del esfuerzo terapéutico y al rechazo al tratamiento-. Por otro lado van, a ser necesarios recursos asistenciales, tanto estructurales como materiales. La ley recoge que el paciente próximo a la muerte tiene derecho al acompañamiento de su familia en un ambiente tranquilo, ¿puede cumplirse eso en una habitación con tres camas?

¿Deja la puerta abierta a interpretaciones?
No, la ley es clarísima. Define claramente los términos y situaciones. 

Tomando como ejemplo el caso de Andrea, ¿qué opinión le merece que se judicialicen los casos de conflictos éticos?
Un fracaso del sistema y de la sociedad actual. Todos los conflictos éticos que pueda haber se tienen que resolver en el interior de la relación médico-paciente, con ayuda del comité de ética o asesores. Judicializar significa que hay una guerra abierta y que podemos caer en una medicina defensiva, que intenta evitar denuncias por mala práctica médica.

¿Actúa la bioética donde hay un vacío legal o una ley mal elaborada?
No, la bioética es anterior a la ley; es decir, la ley da sanción penal a lo que previamente se ha decantado en la reflexión ética.

¿Cómo influye la ideología en la bioética?
Concretamente, lo que busca la bioética es poner entre paréntesis las ideologías, credos y morales particulares. Tiene que ser el punto de encuentro, convergencia, de los diversos sistemas éticos presentes en la sociedad. Cuando la adjetivamos deja de ser bioética, convirtiéndose en una moral particular.

La teoría es clara. En la práctica, ¿se han topado bioética y religión?
Sí, y también con la ideología de género y opciones políticas partidistas. De todas formas, en general es mucho lo que se ha avanzado. Personas de diferentes procedencias somos capaces de llegar a acuerdos y consensos.

La última reforma de la ley del aborto, ¿es un paso atrás?
Es una memez, un ejercicio de cinismo e hipocresía. No ha reformado nada. Ahora las menores tienen que contar a sus padres que van a abortar, pero las estadísticas dicen que eran muy pocas las que no lo hacían. Lo que quería el PP era presentarse a las elecciones diciendo que sí que había cumplido algo de su programa electoral y no es cierto que lo haya hecho. Cuando estaba en la oposición, salió detrás de la pancarta pidiendo la reforma integral y volviendo a una ley de supuestos, que era lo que la reforma de Gallardón proponía. Intentaron vender que habían hecho una reforma y no se trata más que de algo anecdótico y puramente cosmético. Un ejemplo magnífico de cinismo político.

¿Cuál es el estado actual del principio de autonomía?
Está firmemente asentado en la cultura jurídica, bioética y en la práctica clínica, aunque aún hay profesionales a los que les cuesta respetarlo. Con todo, estamos en un notable alto.

¿Cómo de útiles son los comités de bioética a los facultativos?
Son meramente consultivos. Así, la última palabra la va tener el médico y si la discrepancia entre éste y el paciente subsiste, como en el caso de Andrea, no hay más remedio que acudir al juez. Yo, personalmente, reclamo que los dictámenes de los comités deberían ser vinculantes.

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