La defensa dice que no queda acreditado que ésta consintiera la relación, ‘y tampoco que no lo hiciera’

El juicio por la violación de una anciana en Carballeda destaca la fragilidad de la víctima

Iván D.M, durante la segunda sesión del juicio. (Foto: Rosa Veiga)
El juicio por la violación de una septuagenaria, en enero de 2007, quedó ayer visto para sentencia. El acusado, del que los forenses señalaron que su trastorno no le impide distinguir el bien del mal, negó que conociera a la víctima.
El juicio contra Iván D.M., el joven acusado de violar a una septuagenaria enferma de alzheimer en Carballeda de Avia quedó ayer visto para sentencia. Las partes mantuvieron sus peticiones provisionales -la fiscal solicita 13 años y medio de cárcel, la acusación particular, 15 años, y la defensa, la libre absolución- en una sesión en la que declararon 13 peritos. Los expertos describieron al acusado como consumidor intenso de alcohol los fines de semana, así como de cocaína. Apuntaron, además, que Iván D.M. padece un trastorno de la personalidad aunque aclararon, a preguntas de la fiscal, que éste no afecta a su capacidad de distinguir entre el bien y el mal.

Los técnicos del Instituto de Toxicología declararon, por su parte, que la sangre hallada en la manta de la cama de la víctima es del agresor -tenía una herida en la pierna- como también es suyo el semen hallado en prendas de ropa y el cuerpo de la anciana. Los análisis de sangre realizados dos días después de los hechos no contenían restos de drogas ni alcohol, si bien sí se encontraron indicios de consumo de drogas en una muestra de cabello, que, sin embargo, no permite determinar si el acusado había consumido cocaína el día de la agresión sexual, tal y como él declaró.

Con estas declaraciones y las de los testigos, la fiscal y la acusación particular mantuvieron su relato de lo sucedido. La fiscal explicó que ‘las posibilidades de defensa de la víctima eran prác ticamente nulas’, no sólo por la osteoporosis que le limita la movilidad en los brazos sino también porque sufría alzheimer y por la diferencia de edad entre el acusado y la víctima -25 años él y 72 ella-. Tanto ella como la letrada de la familia de la víctima incidieron en que el acusado sabía de la situación en la que se encontraba la anciana -era de una localidad próxima, había trabajado en Carballeda de Avia y uno de los jóvenes que lo acompañaron la noche anterior es sobrino de la víctima-. El acusado negó al final del juicio conocer a la anciana.

La acusación particular incidió en que ‘si hubiera bebido tanto alcohol y consumido cocaína no habría podido saltar la valla -de acceso a la vivienda de la víctima- ni consumar el acto sexual’. Por su parte, la defensa sostuvo que no hay pruebas de que el acusado empleara la fuerza ni la intimidación y señaló que ‘no hay ningún dato objetivo que acredite que hubo consentimiento de la víctima pero tampoco lo hay de que no lo hubo’, motivo por el que pide la absolución.


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