Beatriz Pacio Vázquez está "desde el pasado 13 de marzo" en confinamiento con su pequeña hija de un año, Carla, en su piso de la calle Velázquez, en el barrio de O Couto. Precisamente el hecho de tener a una niña pequeña a la que atender es lo que más le está afectando en este encierro forzoso por culpa del coronavirus. Una cuarentena, por cierto, total, ya que el marido de Beatriz "trabaja en Coren y, como tiene que salir todos los días a trabajar, es él el que se ocupa de hacer la compra diaria; nosotros no hemos salido a la calle desde ese día 13", subraya esta vecina de O Couto.
"Antes siempre daba algún paseo con la niña hasta el centro, aprovechando el buen tiempo en un día de sol como el de hoy, por ejemplo, y ahora nos tenemos que conformar con salir a la ventana o a la terraza que tenemos detrás, que por la mañana da el sol y a la tarde, aunque está en sombra, también se está bien y tomamos la merienda", explica.
El encierro empieza a pesar y Carla "se nota que comienza a echar de menos la guardería, los compañeros...", señala Beatriz, que intenta llenar la tarde con "actividades, el cantajuegos...".
Uno de los momentos claves del día son las ocho de la tarde. "A la niña le gusta dar palmitas y cuando llega esa hora, disfruta, incluso indica la ventana y da palmas cuando se acuerda".
