Lágrimas y manos a la obra tras el efecto de las inundaciones en Ourense

photo_camera Las fuertes lluvias de ayer dejaron un reguero de incidencias en la ciudad y la provincia. Evaluación de daños durante este jueves.
Algunos comercios del Casco Vello registaron pérdidas de 30.000 euros y otros tuvieron que dejar el local para siempre

Lágrimas, desolación y cansancio fueron el denominador común ayer en los comercios de las calles Cervantes y Colón del Casco Histórico. La última tormenta de una devastadora cadena se despidió con inundaciones en varias zonas de la ciudad. En las más afectadas quedaron arrasadas parte de la infraestructura y la mercancía de numerosos comercios.  

Hay quien perdió miles de euros y hay quien tendrá que abandonar su negocio. Ambas situaciones son el caso de Xeitos. Lucía Sequeiros y Guillermo Blanco abrieron su negocio de ropa hace apenas un mes y medio en la esquina en la que se unen la calle Cervantes con la calle Peligro. Su posición fue especialmente desafortunada durante la riada que bajaba desde las zonas altas de la ciudad y, sin que pudiesen hacer nada para evitarlo, en pocos minutos su local estaba anegado. El agua que no pudieron colar los alcantarillados se filtró a través del suelo y subió más de un metro por las paredes. El sistema eléctrico se perdió, el culmen de una suma de incidencias que terminaron con una triste decisión: “Nos tenemos que ir de aquí. Ya se nos inundó tres veces y esta vez fue desesperante, por más que quitábamos agua, no paró de salir del suelo”, explica la propietaria. “Nos pilló en casa, vimos por las cámaras lo que estaba pasando pero no podíamos ni entrar. Estábamos muy contentos pero tenemos que cambiarnos”, lamenta Lucía entre lágrimas. Su compañero, Guillermo, recuerda los momentos más críticos: “Vinieron los de la tienda de tatuajes a ayudarnos y achicamos sin parar, pero esto va a ir a más, es un problema que tiene la ciudad”, explica. 

 

Justo en frente, Aser Gil es propietario de un bajo que también quedó inundado: “Estamos constantemente tirando de nuestros seguros pero no es solución, es un problema del alcantarillado sin resolver y no es normal, el tipo de alcantarillado es lo que provoca las filtraciones”, señala enfadado. 

También en la calle Cervantes, la tienda de tatuajes Black Poison sufrió las mismas consecuencias. Estaban atendiendo a clientes cuando comenzó a llover y empezó a entrar agua con fuerza en el interior: “Los clientes nos ayudaron, el agua nos daba por las rodillas”, dicen desde el mostrador. Acto seguido, tras hacer lo posible en su negocio fueron a ayudar en Xeitos. Un episodio que se repitió en varias zonas de la ciudad. Los vecinos se ayudaron mientras no llegaban los bomberos, arrancando las tapas de alcantarilla con sus propias manos .

En Muebles Feijoo, una tienda de más de 70 años de historia, la lluvia acumulada en el piso que tienen encima provocó que la tormenta se filtrase en la tienda. Perdieron más de 30.000 euros en muebles. La mitad del comercio quedó totalmente inservible, el agua agrietó la madera y tiñó las piezas de tela. Su propietaria, con voz temblorosa, afirmaba que “además me quedé sin luz, durante la tormenta intenté salvar una cómoda que ya estaba vendida, la arrastré pero fue imposible, nunca en 70 años nos había pasado algo así”, lamenta. Otros negocios próximos como la tienda de ropa Anna, la joyería Imperial o la librería Padre Feijoo tuvieron también serios problemas con las inundaciones. Esta última perdió buena parte del material que tenía preparado para el próximo curso escolar. “Ya no tengo fuerzas”, reconocía su encargada.  Luis Rivera, presidente del CCA Ourense Centro, apunta a factores como “el deficiente alcantarillado, el problema de impermeabilidad de algunas terrazas y la actitud incívica de algunos conductores mientras había riadas”. Lamenta que “algunos tuvieron pérdidas de  40.000 euros”

 

El caos en Serra Martiñá

Una de las zonas más afectadas por las tormentas fue la calle Serra Martiñá, pero “non é nada novo, con menos xa se inundan ata os garaxes”, explica María José Parada, una de sus vecinas. “Onte foi necesario que as grúas levantasen oito coches que quedaron atrapados polas chuvias”, lamenta. En algunos portales pusieron colchones en las puertas para evitar que el agua llegase a los ascensores. “Subiunos auga polos fregadeiros, os coches inundaron e sempre ten que facerse cargo o seguro , pero non toda a xente ten cuberta a parte de fenómenos meteorolóxicos e moitos dos afectados perderon os seus vehículos”, relata la vecina. Se plantean pasar de nuevo a la acción dada la repetitiva y peligrosa experiencia: “Xa temos presentado firmas no Concello, pero nunca tivemos unha resposta”, indica.

Un alcantarillado del siglo XIX que necesita de voluntad política 

La red de saneamiento de la ciudad lleva años produciendo quebraderos de cabeza. La concesión se presta en precario desde hace unos años y la red no tiene capacidad suficiente para drenar, especialmente en zonas sensibles como el Casco Vello sur, donde desemboca todo lo que llega de la parte alta de la ciudad.  Lo sucedido el pasado miércoles se debe a una deficiencia de la capacidad de la red, especialmente en el Casco Vello, que data del siglo XIX. No así el mantenimiento, que según confirman desde Viaqua se hace escrupulosamente, con una limpieza intensa de la red.

El problema es de prioridad política. Miguel Caride, en su etapa de concejal, pidió la realización de un informe para detectar los fallos de la red. Además, en 2020, apobó una modificación de crédito para mejorar toda la red, que no se ejecutó al marcharse del gobierno. “A Jácome no le preocupa, cuando le dije que había que mejorar todo el saneamiento, me dijo que las ”cañerías no se ven”. No le interesaba hacer obras “que no dan votos”, explica Caride, que ya advirtió de este tema hace dos plenos. También el BNG advirtió del problema y en la enmienda a la modificación de crédito que acaba de presentar Jácome incluía 10 millones para mejorar todo el saneamiento del Casco Vello, justo donde se ven las carencias. En Ciudadanos, José Araújo ve necesario “contemplar na nova concesión as inversións para ampliar a capacidade da rede” y el PSOE lo ve una muestra más de una ciudad “en precario” y espera “que o Concello axude os afectados”.

Los bomberos y la Policía, cuatro jornadas sin pausa

Las tormentas que comenzaron el domingo desencadenaron un sinfín de incidencias en la ciudad a las que los bomberos, Protección Civil y la Policía Local fueron tratando de sofocar. Las inundaciones del miércoles movilizaron a los bomberos en más de 40 ocasiones y los teléfonos de la centralita del parque sonaron más de 100 veces. Ayer, las precipitaciones fueron de carácter más débil pero, aún así, estuvieron ocupados toda la mañana. Su presencia fue necesaria en 24 intervenciones: cinco desprendimientos de tejados, cinco inundaciones de carácter grave en las que tuvieron que achicar el agua, varias caídas de árboles y farolas y otras tantas operaciones para rescatar a vehículos que se habían quedado estancados en el agua. 

Por su parte, la Policía Local se movilizó en 21 ocasiones, sobre todo para ayudar con anegamientos de locales o propiedades privadas. 

Durante  la jornada de ayer, la sede de Protección Civil acumuló varias visitas de particulares que acudían a pedir ayuda para desatascar sus locales o viviendas, dado que los bomberos no pudieron llegar a todas partes: “Estamos desbordados, tenemos los medios justos y es lo que pasa”, lamentaba su responsable Juan Carlos González.

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