Fue presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil con el PSOE

Liñares: el controvertido político que llegó de Lugo

Francisco Fernández Liñares, expresidente de la Confederación. (Foto: X. FARIÑAS)
Listo y ambicioso. Son probablemente dos de los adjetivos que mejor definen a Francisco Fernández Liñares (Dumbría, A Coruña, 1951) y que él nunca escondió. Todo lo contrario. Meses antes de que fuera designado presidente de la Confederación Hidrográfica del Miño (CHMS), su último cargo político, hablaba públicamente del nombramiento con una osadía muy propia de él, y para la historia dejó perlas del tipo: 'Soy mejor gestor que otros compañeros. Por eso a veces les ayudo. En lugar de cabrearse, me lo tendrían que agradecer', soltaba sin el menor empacho durante su etapa en el Concello de Lugo.
Con fama de astuto, él mismo reconocía que a veces le perdían las formas, una característica que incomodaba tanto a los suyos como gustaba a los adversarios, con los que se entendía igual o mejor. Él mismo se reconoce conservador en algunos aspectos, como los sociales, aunque se define 'profundamente socialista' en temas económicos.

Liñares nació en una familia de labradores de la Costa da Morte y enseguida despuntó como un niño listo. El Régimen Franquista, que buscaba buenos estudiantes, le llevó a un escuela de capacitación agraria de Zamora y fue a partir de ahí como se hizo ingeniero agrónomo. Con una carrera ya terminada, hizo la segunda, Económicas, y aprobó otra oposición, por lo que forma parte de dos cuerpos de funcionarios del Estado: el de ingenieros agrícolas y el de economistas del Ministerio de Agricultura, del que llegó a ser director provincial.

Fue su profesión la que le llevó a Lugo y Manuel Varela Flores, quien le introdujo en política. En el socialismo lucense acumuló gran poder, tanto a nivel de partido como institucional. Durante años fue la mano derecha del alcalde, José López Orozco, mientras formó parte de la corporación y, según algunos, también después. Se estrenó como concejal de Policía y fue en esa época cuando se granjeó la animadversión de muchos funcionarios por las reestructuraciones emprendidas. A Urbanismo llegó tras la marcha de José Ramón Gómez Besteiro a la Diputación y fue probablemente el cargo que le dio el mayor disgusto. En 2007, en plena tramitación del PXOM, se supo que una finca de su propiedad, situada al lado de su casa y adquirida cuatro años antes, era recalificada y pasaba de rústica a urbana. El caso fue denunciado por una asociación de propietarios de terreno y está en el juzgado, donde las redactoras del PXOM ya declararon hace más de un año que recibieron indicaciones del Concello sobre determinadas zonas, en especial sobre el área donde tiene propiedades el político.

Ahora se le abren nuevos frentes, justo cuando había dejado la primera linea política para volver a su puesto de funcionario.

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