Desde la música a la comida, todos somos partícipes de una de las fiestas más enxebre y más importante de la provincia
Pasado el Samaín y recogidos los disfraces, el mes de noviembre entra con el único propósito de celebrar el magosto. La organización de dicho evento es sencilla, pero a veces se complica por factores individuales que acaban siendo problemas colectivos.
Que el día 11 de noviembre sea miércoles indica que hay un intervalo de dos semanas de magosto. Al revés que otras veces, los deseos de los ourensanos se harán reales al poder asistir a varios magostos durante estas dos semanas.
¿Magostos y verano? La combinación perfecta. El calor se instaló durante el fin de semana y se prolongó durante bien entrada la semana. Centenares de personas acudieron al Montealegre para disfrutar de un colorido día en el que sol brilló con fuerza.
No solo de churrasco se alimenta el magostero. El churrasco, el chorizo, el criollo o las empanadas son los productos más seleccionados para saciar el hambre. Sin embargo, el pulpo o la carne o caldeiro son otros registros gastronómicos que pueden deleitar el paladar.
Brindemos por el futuro. "Con un cachillo de pan e un vaso de viño faise o camiño", están a punto de aconsejar Amancio y Celso en el magosto de Xinzo de Limia. Y es que los gallegos somos muy enxebres y nos encantan este tipo de ceremonias festivas.
Más leña al fuego. El arte de elaborar una hoguera es una técnica de ingenieros que solamente se aprende observando a los mayores. Cuanto más dure el fuego y más grande sea el resplandor de las llamas, más tiempo podrás prolongar una fiesta que dura 24 horas.
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Entre 'Paquito El Chocolatero' o el paso doble. Que no falte la música. Las charangas son un ingrediente indispensable del magosto. No imprescindible, puesto que siempre hay candidatos a demostrar su valía en el mundo del espectáculo. Además siempre quedarán los pasodobles después de un chupito de licor café para acabar de calentar el esqueleto.
