Viuda de Xaime Quessada. Vicepresidenta de Fundación Quesada

María Jesús Blanco: ‘Jaime no era de altares, pero creo que a todo artista un reconocimiento le gusta’

Los constantes actos en recuerdo de Xaime Quessada son para su viuda, María Jesús Blanco, un motivo de alegría por ver que no cae en el olvido. Se muestra satisfecha con el título de hijo predilecto de la ciudad que le otorgará el Concello porque, dice, ‘se sentía muy ciudadano ourensano’. Chus, como se le conoce, desarrolla ahora el último sueño del artista: la Fundación Quesada Blanco, en recuerdo de su hijo.
Fue el 31 de diciembre de 2007 cuando la cultura ourensana y gallega se despertó con la triste noticia del fallecimiento del artista Xaime Quessada Porto, un año y cuatro meses después de la precipitada muerte de su hijo Xaime Quesada Blanco con tan sólo 30 años. Desde entonces se han ido sucediendo constantes muestras de reconocimiento al pintor, escultor, grabador y escritor ourensano. El Concello de Ourense se ha sumado ahora a esos homenajes, concediéndole el título póstumo de hijo predilecto de la ciudad, que irá acompañado de otros actos de índole público.

El Concello de Ourense quiere perpetuar la memoria de Xaime Quessada con un expediente de honores que le haga hijo predilecto de la ciudad. ¿Se siente arropada en ese recuerdo al artista?

Sin duda es una gran noticia. La recibo con alegría y mucho agradecimiento porque Jaime era una persona que adoraba Ourense y que aunque fue un gran viajero, siempre tuvo una identificación tremenda con su ciudad, que le condicionó tanto como sus compañeros o sus maestros. Así que a toda la familia, y a mí en particular, nos ha gustado mucho y estamos muy agradecidos de que se le reconozca porque él se sentía muy ciudadano ourensano.

Dedicarle un espacio en el Parque Barbaña a propuesta de sus amigos del grupo ‘Volter’ también está en la mente del Concello.

Creo que esa es una buena idea. Jaime era del casco histórico, vivió siempre en Lamas Carvajal, su zona era esa franja desde la Catedral que el añoraba no sólo como pintor sino que a ella se debe también su primera novela, ‘El recristo del Baraña’, que de alguna manera se desarrolla por esas zonas. Es un espacio que está muy bien y por donde Acisclo y él habían hecho alguna escultura, así que también está relacionada con su trabajo.

En su recuerdo está la posibilidad de hacer una recreación escultórica de su obra pictórica ‘La ninfiña do Miño’ en poder de la institución.

Nunca será como si él llevase a cabo la obra, evidentemente, pero retomar su sueño de tener una ‘ninfiña’ que se cubriese y emergiese de las aguas está muy bien. Todas aquellas cosas que nos recuerden a Jaime para mí son positivas y sobre todo si están bajo control. Sería cumplir uno más de sus sueños, porque desgraciadamente Jaime tenía todavía cien mil proyectos por hacer, se sentía con muchas ganas pero se nos fue un poco demasiado pronto.

El fallecimiento de Xaime Quessada, por desgracia, fue muy próximo al de su hijo. ¿Cómo mujer y madre, echa en falta que no se recuerde igualmente la figura de Quesada Blanco?

Mi hijo se murió demasiado joven, con 10 años de trayectoria profesional. Aunque ya dejó una obra importante y abundante entiendo que no es lo mismo que su padre, que tiene un largo recorrido. Yo habría cosas en que sí, efectivamente, me gustaría que se recordase a los dos, pero lo entiendo. Jaime y su hijo trabajaron siempre juntos y hubo una permeabilidad y fluidez constante entre ellos. Jaimiño aprendía muchas cosas de su padre y su padre, a su vez, tomaba muchas cosas de él.

¿A Xaime le gustaría estar participando de todo esto?

A Jaime nunca le gustaron los altares, eso está claro. Pero yo creo que dadas las circunstancias tenemos que ir un poco más allá. El podía ser muy rebelde y no gustarle demasiado estos actos, pero creo que a todo artista un reconocimiento le gusta. Lo que es terrible es que siempre se tengan que dar en estas circunstancias, cuando ya no están. Pero yo como compañera que fui de los dos me alegro y es una satisfacción para mí cualquier reconocimiento que les hagan y que sigan estando ahí sin caer en el olvido.

Uno de los grandes proyectos de Xaime Quessada era sacar adelante la Fundación Quesada Blanco en recuerdo de su hijo y de la que usted es vicepresidenta. Dotarla de sede está siendo un gran obstáculo. ¿Hay novedades?

Este fue el gran último sueño de Jaime y afortunadamente tenemos una fundación ya reconocida, oficial, y que está haciendo actividades, pero siempre en lugares prestados, porque de momento no conseguimos una sede. Necesitamos un espacio público grande porque es mucha obra y de gran formato, en la que también habría otras actividades. Espero que a partir de este reconocimiento todas las fuerzas públicas aprovechen el momento para sellar este asunto. De hecho, hay un compromiso de Concello, Diputación y Xunta de colaborar con nosotros para hacer realidad este proyecto.

Llegó a sonar el Banco de España.

Lo del Banco de España fue un rumor más que una realidad. Hubo varias alternativas, pero nunca hubo una posibilidad de llegar a un acuerdo. Estamos muy tercos porque Jaime quería que estuviese en Ourense y es un poco cumplir su voluntad. La colección que se ofrece la querría cualquier sitio porque es un patrimonio importante. A lo que no estoy dispuesta es que esa obra quede enterrada, entre los dos puede haber más de 700 trabajos.

¿Desanima?

Hay momentos duros. En ocasiones he sentido que ya no podía seguir adelante con el proyecto, porque se echa mucho en falta la vitalidad arrolladora de Jaime. De hecho creo que con él aquí ya hubiésemos conseguido esto porque tenía tal capacidad de trabajo, de organización, un estusiasmo y un amor tan enorme por su hijo que con él podríamos tirar más fácilmente para adelante. Yo ahora me encuentro que tengo que suplir un poco la falta de ellos. Eso sí, puedo caer en un momento de desánimo, pero mi compromiso y el de todos los patronos de la fundación con los dos ‘jaimiños’ no nos va a dejar parar. Con sede o sin sede estamos ahí y el año que viene vamos a tener actividades importantes, como una exposición de los dos en Fonseca, editar un libro con las ponencias del acto commemorativo a Jaime del año pasado.

¿El Pazo de Vilamarín, que exhibe de forma permanente la obra de Xaime, puede suplir en cierto modo esa carencia?

De momento ahí sigue, sin un compromiso formal, pero creo que la Diputación está contenta de tener ahí esa colección y yo prefiero que esté ahí y la gente la pueda ver, que es lo que quiero. Y el día que consiga que se vea la obra de Jaime y Jaimiño entonces ya...

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