Un martillazo en la pared desató la violencia de este vecino de Ourense

Julio F.B., en su declaración como investigada.
photo_camera Julio F.B., en su declaración como investigada.
Una discusión entre vecinos terminó en reyerta en la calle Marcelo Macías de Ourense

La mala relación entre el vecino del cuarto y el tercero  del número 148 de la calle Marcelo Macías, en la ciudad, acabó con un pie fracturado y una acusación de lesiones que puede costarle al imputado, Julio F.B., de 55 años, un año de prisión y el desembolso de 15.065 euros en concepto de indemnización (la cantidad que pide la acusación particular).  

El inculpado, vecino del cuarto, no admite el delito de lesiones y, por contra, se declaró víctima de su vecino. Aseguró que a las siete de la tarde del 2 de noviembre de 2021 estaba haciendo una obra menor en su casa con un martillo y el denunciante, José Luis, llamó a su puerta para quejarse y ya de paso llamarle “basura”. Después, fue él quien optó, junto a su pareja, en pedir explicaciones y reprocharle su actitud al vecino quejica. Se volvieron a encontrar en el rellano del ascensor pero no consiguió lo que pretendía. Se encaró nuevamente con él al tiempo que lo insultaba “y se tiró al suelo  mientras su mujer grababa” la escena. Puro teatro el de la víctima, según el acusado. “Yo no lo toqué, no le hice nada”, declaró y precisó que “15 días antes ya cojeaba”.

No obstante, el perjudicado, vecino del tercero, ofreció en el Penal 1 una versión totalmente distinta.  Según relató, “llamó asquerosa a mi mujer; calvo cornudo a mí; me echó una mano al cuello, no me dejaba respirar y mientras caía al suelo me pisó violentamente el pie, provocándome la fractura de tres huesos”. Estuvo cuatro días en el hospital y tres meses y medio de baja. Ese día hubo agresión consumada pero antes, según añadió, notas en el buzón con amenazas. 

Testigos opuestos

El denunciante presentó testigos -a su propia mujer-, quien no solo corroboró su versión sino también los improperios -”asquerosa” y “extranjera de mierda”-. Según dijo, cuando se encontraron no llevaba tan siquiera teléfono por lo que negó que grabase a su marido en el suelo.

El acusado echó mano de un conocido con el que había quedado para entregarle vino y unas patatas. Este -explicó- vio la escena desde la escalera: “No vi golpes ni agarrón y nadie en el suelo; Julio echó las manos para que el otro no le tocase ni lo insultase, nada más”.

Tanto la fiscal como la acusación particular reclamaron un año de cárcel por un delito de lesiones pero la acusación pública fija la indemnización a 6.233 euros por las lesiones y 8.833 por las secuelas: limitación de la movilidad en el tobillo izquierdo.

Te puede interesar