Las precipitaciones de la mañana redujeron pero no impidieron los magostos juveniles

Los más fieles a Montealaegre no notaron el aguacero

Aunque la lluvia desanimó a muchos ourensanos a la hora de echarse al monte, también hubo quienes resistieron a las inclemencias del tiempo y cumplieron con la tradición. Y el magosto al aire libre en la ciudad tiene como uno de sus máximos exponentes a Montealegre. Con el parque botánico cerrado -cuando abra sólo podrán celebrarse los autorizados-, los magosteiros se lanzaron a otras zonas del monte ourensano para disfrutar de la fiesta. Si la lluvia amenazaba con aguarla, los plásticos a modo de tejado improvisado fueron una de las soluciones más vistas.
Al margen de Montealegre, el entorno del Seminario o Cachamuíña, las sedes de las asociaciones de vecinos fueron también un escenario demandado para una fiesta que resiste a la meteorología, la globalización y lo que le echen.

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