25-N

25-N en Ourense: mensajes solidarios con ellas

La sociedad ourensana salió a la calle para reivindicarse en el Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, una lacra que este año, pese a la pandemia, ya cuenta con 41 víctimas asesinadas en España

El morado fue el protagonista de este miércoles y todo lo que ello significa. Este color engloba la vida de miles de mujeres que pierden la vida al año en todo el mundo a causa de la violencia machista. España, este año marcado por la pandemia, llora por las 41 mujeres asesinadas y tres niños que se ha llevado esta lacra que no cesa, dos de ellas producidas en Galicia. 

Aunque esta es una lucha diaria, en el Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, la sociedad ourensana quiso recordar a todas estas víctimas que ya no pueden pelear por esta causa. El Pazo Provincial, que luce iluminado de color morado, congregó a los miembros de la Diputación para guardar un minuto de silencio en su recuerdo. El presidente, Manuel Baltar, encabezó este acto acompañados del cartel conmemorativo con el lema "Nos queremos vivas" del Ministerio de Igualdad. 

La Subdelegación de Gobierno y el Concello de Ourense no dejaron pasar tampoco esta cita y guardaron minutos de silencio por las víctimas. En el primero, el subdelegado de Gobierno, Emilio González, apeló a que las instituciones y la sociedad ourensana "sigan traballando conxuntamente para erradicar todas as formas de violencia contra as mulleres e fomentar unha convivencia en igualdade efectiva". Tras ello, miembros del Círculo Poético Ourensán procedieron a una lectura poética como homenaje. 

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Según el Sistema de Seguimiento Integral de los Casos de Violencia de Género, en la provincia hay 368 casos activos registrados. Ninguno de ellos presenta riesgo extremo, pero cuatro son de nivel alto, 28 de medio, 123 de bajo y otros 213 de no apreciado. En lo que va de 2020 se interpusieron 420 denuncias por violencia de género en la provincia.

Por la noche, las ourensanas salieron a clamar contra la violencia machista. Frente a la Subdelegación partió una manifestación hasta la Praza Maior para luchar contra esta lacra organizada por la Marcha Mundial das Mulleres, pese a que el tiempo no acompañó y a los tiempos de pandemia. Al grito de "Se é machista non é xustiza" o de "Perdemos tanto, que xa non temos medo" arrancaron un 25-N más para mostrar la repulsa de la ciudadanía.

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Barbadás sensibiliza

El Concello de Barbadás participó en este día con un acto en recuerdo a las víctimas con un minuto de silencio ante la Casa Consistorial, donde también se leyó un manifiesto. Para concienciar a los más jóvenes, organizaron una presentación teatral para alumnos del Xesús Ferro Couselo en la Casa da Cultura Manuel María. La obra "Sofía" sirvió como también como conferencia sobre lo que supone la violencia de género. 

Una víctima: "Denunciar es duro, pero vivir con la violencia es peor"

Una llamada al 016 desencadenó una nueva etapa en la vida de Rosa. Sufriendo violencia machista en su hogar, su hijo menor de edad fue el que tuvo que denunciar la situación que atravesaba su madre. Así comenzó un camino lleno de dificultades para ella en el que se sintió abandonada por parte de las instituciones, pero del que no se arrepiente: "Todo lo que viene tras denunciar es un proceso duro, pero vivir con ello es mucho peor", afirma.

El primer problema que se topó fue un fallo de tramitación en la denuncia, donde no se recogió como presentada por el menor. "Cometieron un error enorme y eso podía suponer que mi hijo tuviese que irse con él cada 15 días", señala. Por culpa de eso tuvo que  movilizarse y el menor declarar para que quedase constancia de cómo ocurrieron los hechos.

A partir de ahí, no pararon de sumarse dificultades. Lo que más echó de menos fue apoyo, ya que ella no tiene otra familia que su hijo. "En 2009 puse una denuncia que luego retiré y, por ejemplo, desde el Centro de Información a la Mujer la que fui no hicieron nada y eso que a veces iba con signos de violencia", afirma. Sobre estas entidades señala que faltan profesionales para dar atención a las víctimas, que deben solucionar muchos problemas para recomponer su vida. 

Esto es algo que reclama a la sociedad, que si conocen de un caso de violencia, no calle. "Mis vecinos sabían de la situación que atravesábamos en casa y nadie fue capaz de denunciarlo", comenta. Llamar al 016 y dejar constancia de un caso de violencia de género es algo anónimo que "puede salvar una vida", por eso pide que las sociedades no sean egoístas y actúen. 

Hace poco más de un año empezó este camino que se ha compuesto al fin. Tras muchas idas y venidas por culpa de la burocracia llegó al final de esta etapa, aunque reconoce que "muchas renuncian" por tener un apoyo. En su caso, solo le quedó "pelear".

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