DEAMBULANDO

Los motes en familias numerosas

Yo intenté coleccionar unos cuantos apodos, pero mi falta de constancia y organización dio al traste con el proyecto

Los motes o apodos parecieran como distintivos, además del nombre de pila, sobre todo en familias numerosas, que cuando llevaban dos compuestos se tiraba por lo más fácil para denominar; era sobre todo un mote el diferenciador que podría llevarse o por capricho del ponente al albur o relacionado con rasgos físicos o manías. Generalmente, se ponían dentro de la familia o por los vecinos cuando de rasgos físicos se trataba. Muchos se heredan como marca familiar, pero los más se morían con su detentador. Como excepción casi se librarán de apodos, acaso por ser no ser de tradición en castellanas familias, los catorce hermanos Villalva Montero, que no parecían dados a estas licencias, que tal vez por excepción llevaban Ico, por Federico, Andy, por Andrés, o Pilara, por Pilar, aunque era más para los de fuera porque la familia, de puertas afuera, los decía Federico y Andrés. No sé si con Pilar. Familia esta de mucho impacto en la ciudad por sus actividades e inquietudes en el mundo deportivo no competitivo si no entendido como actividad saludable, aunque alguna excepción había, sobre todo en el mundillo del esquí o la montaña donde habilidosos deportistas sin que hallarse pudiera alguno que no practican estas disciplinas.

en el que Benchosey tiene una retahíla de ellos coleccionados muy simpáticos.Yo intenté coleccionar unos cuantos apodos, pero mi falta de constancia y organización dio al traste con el proyecto

Navegaré, mientras tanto sobre los de mi familia dados a conocer en más de un escrito ya por Ricardo Outeiriño en sus Márgenes en los 60 ya por mí mismo desde otra vertiente a la que ahora acudo.

Con quince hermanos la cosa daba para mucho y así paridos fueron los motes para cada uno de nosotros, porque veremos que pocos o ninguno nos libramos de ellos y los que sí, no más de un par de ellos, más por su propia constancia y resistencia. Marosa, que era la mayor, apropiado y concordante para quien de pila María Rosa; Chicho, el que escribe, nunca se sabrá si vino por la abundancia de ellos por la barriada: Chicho Boli, Chicho Langaña, Chicho de la Torre, Chicho Bouzo… Aunque habrá quienes digan que porque sí, pero yo creo en el efecto contagio; habría algunas derivaciones como Chivo, Chivojote o Chichorri, chirimorri. A Marilé, le vino por María Delia, el segundo en memoria de la abuela paterna; Cachas, que otro que de pila Ricardo, por lo que de pequeño las lucía, creo suponer, o porque alguna chica de servicio así se lo puso por haber de lustrosas ancas, y que en la juventud aún toleraba, pero luego por continuos cabreos fueron los conocidos librándose de él, aunque en la intimidad le conocían por ese Cachas y aun en el barrio; Posana, que Flora, nada que se aproxime, parece como si caprichoso y singular, y así se lo apropió con ganas; Parras, ese José María al que más dicen Parra que en plural, cuando futbolista por la breve en el C.D.Ourense le funcionaba muy bien cual distintivo, y luego también, por lo que con orgullo lo porta lo mismo que si le diría Parraçao, de cuando organizaba copas de Oro de golf por España y Portugal; Menchu, de María del Carmen, porque por el país vasco así llamadas las Carmen, que de Carmenchu, Menchu; A Paco nunca le cuajaría lo de Parrelos, que empeñado en que no porque él no quería ser menos que su hermano Parras, y así repeliendo el nombre logró que no cuajase por más que algún jornalero de todos los días en la finca le llamase Paquito sin Cu, por lo delgado, o Alambres, por lo mismo; lo de Curro ni por qué llamado Francisco, que no, como suelen por el Sur, si no que por aquello de amoroso fue que le pusieron Curriño, y como de aquí a Curro no hay un paso, pues así llamado Luis Antonio a medida que fue creciendo, pero por el camino conatos hubo de llamarle Currera o Curripera; Teruca y con k alguna vez, de María Teresa encajaba, pero aun algunos men familia Teresa; lo mismo le pasaría a Pitusa, que María del Rosario, y sin conexión alguna sino que por ocurrencia de alguna; Marga, de Margarita, pues una abreviatura, pues no estábamos para ser llamados ni Alejandro Juan Luis, ni Miguel Pedro Justo, ni María del Pilar Margarita, si no por la breve; Guancha, ni del guanche canario la cosa, que sería como un capricho o un momento de ocurrencia de alguno para María Jesús; Miguel Pedro Justo se quedaría con Miguel por la breve y aunque conato hubo de llamarle, por benjamín masculino, Mikel o Triguito, por lo sonrojado, se quedaría en lo dicho; María de los Ángeles figuraría como Chola hasta su ida a la capital de España, donde ya se la conocía por Marián, que apropiado o derivado de su compuesto. Y así fuimos nutriéndonos y afirmando nuestros apodos, aunque el pater familias prefería llamar a cada hijo por el nombre de pila, y si compuesto, poca licencia para ello, porque la brevedad era el secreto de su numen.

Responsable de tanta variedad de motes, la misma densidad familiar, el entorno donde todos los amiguetes funcionaban con apodo y acaso la influencia latina del cabeza de familia donde cualquier rasgo físico definía a los familiares clanes, o moral, o de rama.

Te puede interesar