Este martes se conocía la noticia de que Don José Manuel Vázquez Ribada, un conocido ourensano, nacido en Os Peares, fallecía en la residencia de Barrocás en la que residió sus últimos años de vida. Mal llamado Don Chiflado por algunos, los que le conocían y le querían le llamaban Fifi, mote que tenía desde joven.
Sus acuarelas, llenas de talento, se encuentran en las viviendas de muchos vecinos de la ciudad, que se los compraban a precios que ni siquiera cubría los costes del lienzo y las pinturas.
Según Casiano, quién le conoció desde joven, afirma que era "un artista en todos los sentidos". Este joven Fifi que conoció Casiano, no sólo se dedicaba a la pintura, sino que también era aficionado a la música. "Era incontrolable" asegura.
Por circunstancias de la vida, Ribada acabó viviendo en la calle. Casiano cuenta que un día, paseando por la calle, una caja le asustó, pensando que era un perro se acercó, pero resultó ser Fifi. Al verlo en esa situación le ofreció un bajo que tenía, donde residió durante muchos años, hasta que fue llevado hasta la residencia en la que vivió hasta el fin de sus días.
Casiano cuenta como, a pesar de haber días en los que la gente se podía aprovechar de él, también tenía días de lucidez en los que si alguien le ofrecía poco por una obra buena, la diluía un poco. "Otras veces contralaba menos en todos los aspectos", lamenta su amigo.
La mala fortuna se cebó con este artista ourensano que en vida, por desconocimiento o por necesidad, malvendió sus obras a pesar de sus capacidades artísticas.
