El Museo Catedralicio ya no se llama así. Ahora se define como "Tesoros de la Catedral", porque no cumple los requisitos para esta denominación, y abre, por fin, sus puertas a los visitantes que acuden al monumento.
Sólo hace poco más de un mes que los visitantes de la Catedral pueden acceder al Museo Catedralicio, creado en 1957, y, además, hacerlo en un horario amplio, coincidente con el de las visitas de pago, al haber sido incluido, finalmente, en el recorrido. Hasta ahora, ver las piezas expuestas en este espacio era una tarea complicada, ya que había un horario muy restringido y no disponible todos los días, debido a la falta de personal que pudiera vigilar la estancia al no disponer de recursos económicos suficientes para su contratación.
Una mejora en la seguridad de las vitrinas y la retirada de piezas pequeñas que podían ser fácilmente sustraídas o romperse han sido los cambios que han permitido esta apertura, algo que venía siendo largamente demandado por el archivero de la Catedral, Miguel Angel González, cuya petición ahora ha visto cumplida al fin.
"Es algo que ya tenía que ser, mucha gente preguntaba por el museo, y yo ya estaba un poco dolido de que se tuvieran que ir sin conocerlo", explica.
Añade que "ninguna pieza corre ningún riesgo, ya que se han tomado las medidas de seguridad necesarias". Eso sí, el museo Catedralicio ya no es Museo, y así se deja constar en los paneles informativos. Desde hace un mes es el "Tesoro Catedralicio".
"No se puede hablar en ningún caso de museo. Si para esta definición, digamos, se necesitan mínimo 20 condiciones, aquí como mucho se cumplían tres", explica Miguel Ángel González y añade que "para llegar a esta calificación habría que hacer una clasificación de las piezas coherente. Podría ser por épocas, por estilos, no sé, pero sin duda, algún criterio museístico".
Y es que en estos momentos, en este espacio, las aproximadamente 320 piezas que se encuentran expuestas están colocadas sin ningún tipo de orden. "Todo está mezclado, se ponen allí donde hay un hueco libre. No es normal, por ejemplo, que el centellero del Santo Cristo, una pieza de plata del siglo XVII, una rareza única esté expuesto en una vitrina que casi lo tapa. Esta pieza ya merece por sí sola una vitrina solo para ella porque merece la pena poder detenerse en los muchos detalles que tiene ".
Así que el próximo reto para la Catedral bien podría ser la construcción de un Museo Catedralicio, ya que además existen un gran número de piezas, sobre todo ornamentos sagrados y alguna escultura, que están guardadas y no se pueden ver.
Una de las piezas más conocidas y reclamadas por los visitantes es el llamado “Tesoro de San Rosendo”, compuesto por ocho piezas de ajedrez talladas en cristal de roca, que, en estos momentos está cedido para otra exposición y no se puede ver. Mientras, los turistas valoran positivamente estos "Tesoros Catedralicios" y exaltan sobre todo la llamada "Cruz preciosa” de finales del s. XV, por su tamaño y sus piedras preciosas.
