CRÓNICA

“No me esperaba tanto ambiente en Ourense"

Acompañamos a un grupo de madrileños en su visita guiada a As Burgas, la Praza Maior, la Catedral y otros puntos del Casco Vello en un Jueves Santo con mucho turismo, recibido con tiempo casi veraniego. 

La Oficina de Turismo de Ourense abría sus puertas ayer a las 11 de la mañana para que llegaran los primeros turistas. Mario, Tere y Laura, una familia de madrileños que pasaba el día en la ciudad antes de marcharse a la costa, fueron los primeros en llegar para obtener información. Hacía 20 años que Mario no visitaba Ourense y por eso volvió. "Tengo grandes recuerdos de la zona de marcha", recordaba con nostalgia de juventud. 

A estos tres les acompañó Roberto, un guía al que contactaron en los aledaños. La expedición tomaba los primeros refrigerios mientras dos catalanes se interesaban por A Chavasqueira y una pareja de andaluces preguntaba si "sigue abierto el San Miguel". 

El grupo inició la ruta con un tiempo agradable, por encima de los 20 grados. El área termal de As Burgas solo albergaba un negocio abierto a media mañana. Y eso que eran muchos los que se acercaban a tocar el agua hirviente. La expedición de Roberto se completó aquí con hasta seis turistas más. "¡Como para bañarse aquí! Te puedes despellejar", clamaba un novato tras meter la mano en el agua hirviente. "No será para tanto", respondía su mujer. El resto del grupo ojeaba con curiosidad a un autóctono que los deleitaba introduciendo su boca en el chorro ardiente.

"¿Por qué hace tanto calor aquí? Siempre sale en la tele". El guía les hizo un curso rápido de geología para despejar sus dudas y el grupo enfiló satisfecho hacia el Casco Vello. Dos mujeres se entretenían con "las magníficas vistas" que ofrecían los edificios reformados de un Casco Vello "único", mientras el resto se metía en el hervidero de turistas de la Praza Maio. "Hay mucho ambiente. La verdad es que no me esperaba esto", afirmaba una sorprendida joven madrileña. Allí se toparon con otro grupo de visitantes, al menos 60, que hacían cola para coger el tren termal. "Es la octava vez que vengo en dos años. Es una tierra maravillosa y siempre me tratan muy bien", decía una de ellas, Ángela, que aprovechaba para hacer unas compras en los negocios abiertos de Lamas Carvajal antes de "ir a las termas, disfrutar de unas buenas tapas y visitar el cañón del Sil, que es mi rincón favorito". A María le entró interés por el tema termal tras ver a la multitud haciendo cola. "Hay que ir ahí, debe de estar bien", le comentaba a su acompañante.

Tras ver el Liceo y Santa Eufemia, los viajeros finalizaron su visita guiada en la Catedral, en la que encontraron una "decepcionante" sorpresa. La ausencia del Santo Cristo, trasladado a la iglesia de Santa María Nai, cerrada ayer, motivó las quejas de algunos turistas que, tras haber abonado cinco euros de entrada, se sentían defraudados. "Pagamos y nos dicen que no se puede ver. Esto hay que decirlo antes porque es una de las principales atracciones de Ourense", se lamentaba una señora. 

 Un borrón que no estropeó el "genial" sabor de boca con el que se quedaron Mario y familia, que acabaron en Lepanto comiendo un pulpo "exquisito". Repetirán. 

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